Found 316 Results for: Saúl

  • Ahora bien, la víspera de la venida de Saúl, Yavé había hecho esta revelación a Samuel: (1 Samuel 9, 15)

  • Cuando Samuel vio a Saúl, Yavé le indicó: «Este es el hombre del que te he hablado; él gobernará a mi pueblo.» (1 Samuel 9, 17)

  • Saúl se acercó a Samuel (estaban en la puerta de la ciudad) y le dijo: «Indícame, por favor, dónde está la casa del vidente.» (1 Samuel 9, 18)

  • Samuel respondió a Saúl: «Yo soy el vidente. Sube delante de mí al santuario. Hoy comerás conmigo. Mañana te despediré y te contestaré todas tus preguntas. (1 Samuel 9, 19)

  • Saúl respondió: «Yo soy de la tribu de Benjamín, la más pequeña de Israel. Y mi familia es la más pequeña de Benjamín. ¿Por qué me dices estas cosas?» (1 Samuel 9, 21)

  • Samuel tomó a Saúl y a su muchacho, los invitó a entrar en la sala y los hizo sentarse en la cabecera de la mesa, donde había treinta personas. (1 Samuel 9, 22)

  • El cocinero tomó el pernil con la cola y lo puso delante de Saúl, diciéndole: «Esto fue especialmente reservado para ti; sírvetelo.» Aquel día Saúl comió con Samuel. (1 Samuel 9, 24)

  • Bajaron del santuario a la ciudad. Prepararon para Saúl una cama en la terraza, donde se acostó. (1 Samuel 9, 25)

  • Cuando amaneció, Samuel llamó a Saúl y le dijo: «Levántate, que voy a despedirte.» Se levantó Saúl y salieron los dos fuera. (1 Samuel 9, 26)

  • Habían bajado hasta las afueras de la ciudad cuando Samuel dijo a Saúl: «Dile a tu muchacho que siga caminando; tú, en cambio, detente aquí, pues tengo que comunicarte un recado de parte de Dios.» (1 Samuel 9, 27)

  • Entonces Samuel tomó la alcuza de aceite y lo derramó sobre la cabeza de Saúl y después lo besó diciendo: «Yavé es quien te ha ungido como jefe de Israel. Tú dirigirás al pueblo de Yavé y lo librarás de los enemigos que lo rodean. Y ésta será para ti la señal de que el mismo Yavé te ha ungido. (1 Samuel 10, 1)

  • Apenas Saúl se alejó de Samuel, Dios le cambió el corazón y todas las señales se realizaron ese mismo día. (1 Samuel 10, 9)


“Que Jesus o aperte sempre mais ao Seu divino coração. Que Ele o alivie no sofrimento e lhe dê o abraço final no Paraíso.” São Padre Pio de Pietrelcina