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  • Los cananeos que vivían allí, al ver los funerales que se hacían en Gorén-Atad, se dijeron: «Estos son unos funerales muy solemnes de los egipcios.» Por eso aquel lugar se llamó Abel-Misraim (o sea, duelo de los egipcios) y está al otro lado del Jordán. (Génesis 50, 11)

  • «Ya no darán paja al pueblo para hacer ladrillos. como lo hacían antes. Que vayan ellos mismos a recoger la paja. (Exodo 5, 7)

  • Pero les exigirán la misma cantidad de ladrillos que hacían antes, sin disminuir ni uno solo. Son unos flojos, y por eso vienen aquí con sus gritos: ¡Déjanos salir! ¡Tenemos que sacrificar a nuestro Dios! (Exodo 5, 8)

  • Los israelitas pasaron en seco, por medio del mar; las aguas les hacían de murallas a izquierda y a derecha. (Exodo 14, 22)

  • Los israelitas, en cambio, habían pasado en medio del mar; las aguas les hacían de murallas a derecha e izquierda. (Exodo 14, 29)

  • La gente del pueblo se dispersaba para recogerlo, luego lo molían entre dos piedras o lo machacaban en un mortero. Después lo cocían en una olla y hacían con él tortillas. Su sabor era parecido al de una tortilla con aceite. (Números 11, 8)

  • para que no te enseñen a imitar todas esas cosas malas que ellos hacían en honor de sus dioses, con lo cual tú pecarías contra Yavé, tu Dios. (Deuteronomio 20, 18)

  • En los días de Samgar, hijo de Anat, en los días de Yael, ya no había caravanas, y los que iban caminando, lo hacían por senderos desviados. (Jueces 5, 6)

  • Jefté tuvo que huir de sus hermanos y se fue a la región de Tob; allí se le juntó una banda de aventureros que hacían sus correrías con él. (Jueces 11, 3)

  • así hacían con todos los israelitas que venían a Silo. Incluso antes de que se hubiera quemado la grasa, el sirviente del sacerdote venía y decía al que sacrificaba: «Dame la carne para asársela a su gusto al sacerdote, ya que no aceptará carne cocida, sino solamente carne cruda.» (1 Samuel 2, 15)

  • Helí era ya muy anciano y supo todo lo que sus hijos hacían con la gente del pueblo y cómo dormían con las mujeres que velaban ante la Tienda de las Citas. (1 Samuel 2, 22)

  • David subía el cerro de los Olivos llorando, con la cabeza cubierta y los pies descalzos. Todos los que lo acompañaban hacían otro tanto. (2 Samuel 15, 30)


“O amor e o temor devem sempre andar juntos. O temor sem amor torna-se covardia. São Padre Pio de Pietrelcina