Found 34 Results for: oraciones

  • Aquella noche, pues, durmió Jacob con ella. Dios escuchó las oraciones de Lía, la que concibió y le dio a Jacob el quinto hijo. (Génesis 30, 17)

  • Que tus ojos estén abiertos día y noche sobre esta Casa, sobre este lugar del que tú mismo dijiste: En él estará mi Nombre, y dígnate escuchar las oraciones que haré en este lugar. (1 Reyes 8, 29)

  • si un hombre cualquiera, o todo Israel, tu pueblo, hace oraciones y súplicas, y reconociendo su plaga y su dolor, tiende sus manos hacia esta Casa, (2 Crónicas 6, 29)

  • cuando tú y Sara rezaban, yo presentaba tus oraciones al Señor. (Tobías 12, 12)

  • Transcurridos los tres días de ayuno y oraciones, Ester se quitó sus ropas de penitente y se vistió con un traje de gala. (Ester 15, 4)

  • ¿Hasta cuándo, Señor, Dios de los ejércitos, vas a desconsiderar las oraciones de tu pueblo? (Salmos 80, 5)

  • Por nuestra parte, en todas circunstancias y constantemente, en días señalados, nos acordamos de ustedes, tanto en los sacrificios que ofrecemos como en las oraciones, porque es justo y conveniente recordar a los hermanos. (1 Macabeos 12, 11)

  • Una vez que todo el pueblo cumplió la orden, suplicando al Señor misericordioso con lamentaciones, ayunos y oraciones durante tres días seguidos, Judas les habló para darles ánimo, y dio orden de que estuvieran preparados. (2 Macabeos 13, 12)

  • Por su parte, Judas y los suyos entraron en combate con súplicas y oraciones. (2 Macabeos 15, 26)

  • Y tú no pidas por este pueblo ni eleves por ellos súplicas ni oraciones, ni me insistas más, porque no te escucharé. (Jeremías 7, 16)

  • En cuanto a ti, no ruegues por este pueblo, ni eleves por él súplicas ni oraciones; porque no los voy a oír cuando me llamen en el momento de la desgracia.» (Jeremías 11, 14)

  • Esto dice Yavé: Le concederé además esto a las oraciones de la casa de Israel: multiplicaré entre ellos a los hombres tanto como a los animales. (Ezequiel 36, 37)


“Quando a videira se separa da estaca que a sustenta, cai, e ao ficar na terra apodrece com todos os cachos que possui. Alerta, portanto, o demônio não dorme!” São Padre Pio de Pietrelcina