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  • Cuando Jacob se enteró de que en Egipto vendían cereales, preguntó a sus hijos: "¿Por qué se quedan ahí, mirándose unos a otros?". (Génesis 42, 1)

  • Sí, el Señor hará justicia con su pueblo y tendrá compasión de sus servidores. Cuando vea que sus manos flaquean y ya no quedan esclavos ni hombres libres, (Deuteronomio 32, 36)

  • Ahora miren bien: yo les he sorteado como herencia para cada tribu tanto a las naciones que todavía quedan como a las que yo mismo exterminé, desde el Jordán hasta el gran mar Occidental. (Josué 23, 4)

  • y sin mezclarse con esos pueblos que todavía quedan con ustedes. No invoquen el nombre de sus dioses ni juren por ellos; no los sirvan ni se postren ante ellos. (Josué 23, 7)

  • Pero si se vuelven atrás y se unen al resto de esos pueblos que todavía quedan con ustedes; si establecen con ellos lazos de parentesco, mezclándose ustedes con ellos y ellos con ustedes, (Josué 23, 12)

  • "Subamos ahora mismo contra ellos, les respondieron, porque la región que acabamos de ver es excelente. ¿Por qué se quedan quietos? No duden ni un instante en ir a conquistar aquel país. (Jueces 18, 9)

  • Los rivales del Señor quedan aterrados, el Altísimo truena desde el cielo. El Señor juzga los confines de la tierra; él fortalece a su rey y exalta la frente de su Ungido". (I Samuel 2, 10)

  • Cuando todos estuvieron llenos, ella dijo a su hijo: "Alcánzame otro recipiente". Pero él respondió: "Ya no quedan más". Entonces dejó de correr el aceite. (II Reyes 4, 6)

  • Uno de los oficiales pidió la palabra y dijo: "Tomemos cinco de los caballos que todavía quedan. A fin de cuentas, si se los deja en la ciudad, les sucederá lo mismo que a toda la multitud de Israel que ya ha perecido. Los enviaremos y veremos qué pasa". (II Reyes 7, 13)

  • de la noche a la mañana quedan pulverizados: sin que nadie se preocupe, perecen para siempre. (Job 4, 20)

  • Pero se avergüenzan de haber esperado, llegan hasta allí, y quedan defraudados. (Job 6, 20)

  • Los hombres rectos quedan consternados por esto, y el inocente se indigna contra el impío. (Job 17, 8)


Como distinguir uma tentação de um pecado e como estar certo de que não se pecou? – perguntou um penitente. Padre Pio sorriu e respondeu: “Como se distingue um burro de um homem? O burro tem de ser conduzido; o homem conduz a si mesmo!” São Padre Pio de Pietrelcina