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  • Cuando yo cierre el cielo y no haya lluvia, cuando ordene a la langosta que devore el país, cuando envíe a mi pueblo la peste, (II Crónicas 7, 13)

  • si mi pueblo, el que es llamado con mi Nombre, se humilla y suplica, si busca mi rostro y se convierte de sus malos caminos, yo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y haré que su país se restablezca. (II Crónicas 7, 14)

  • y dijo: "Señor, Dios de nuestros padres, ¿acaso no eres tú el Dios del cielo y el que dominas a todos los reinos de las naciones? ¿No están en tu mano la fuerza y el poder, sin que nadie pueda resistirte? (II Crónicas 20, 6)

  • Había allí un profeta del Señor, llamado Obed. Él salió al encuentro del ejército que llegaba a Samaria y les dijo: "El Señor, el Dios de sus padres, se enfureció contra Judá y lo entregó en manos de ustedes. ¡Pero ustedes los han masacrado con una furia tal que clama al cielo! (II Crónicas 28, 9)

  • Después, los sacerdotes levíticos se pusieron a bendecir al pueblo: su voz fue escuchada y su oración llegó hasta la santa morada de Dios en el cielo. (II Crónicas 30, 27)

  • El rey Ezequías y el profeta Isaías, hijo de Amós, oraron y clamaron al Cielo. (II Crónicas 32, 20)

  • "Así habla Ciro, rey de Persia: El Señor, el Dios del cielo, me ha dado todos los reinos de la tierra y él me ha encargado que le edifique una Casa en Jerusalén, de Judá. Si alguno de ustedes pertenece a ese pueblo, ¡que el Señor, su Dios, lo acompañe y que suba...!". (II Crónicas 36, 23)

  • "Así habla Ciro, rey de Persia: El Señor, el Dios del cielo, ha puesto en mis manos todos los reinos de la tierra, y me ha encargado que le edifique una Casa en Jerusalén, de Judá. (Esdras 1, 2)

  • Ellos nos respondieron: ‘Nosotros somos los servidores del Dios del cielo y de la tierra, y estamos reconstruyendo la Casa que fue construida hace ya muchos años. Un gran rey de Israel comenzó a construirla y la concluyó. (Esdras 5, 11)

  • Pero nuestros padres irritaron al Dios del cielo, y él los entregó en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, el caldeo, que destruyó esta Casa y deportó al pueblo a Babilonia. (Esdras 5, 12)

  • También se les entregará sin falta, cada día, lo necesario para los holocaustos del Dios del Cielo -novillos, carneros, corderos, trigo, sal, vino y aceite- según las indicaciones de los sacerdotes de Jerusalén, (Esdras 6, 9)

  • para que ellos ofrezcan al Dios del cielo sacrificios de aroma agradable y rueguen por la vida del rey y de sus hijos. (Esdras 6, 10)


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