Found 69 Results for: Betel

  • De allí pasó a la montaña, al oriente de Betel, y desplegó su tienda, entre Betel al occidente y Ay al oriente. Allí edificó un altar a Yahveh e invocó su nombre. (Génesis 12, 8)

  • Caminando de acampada en acampada se dirigió desde el Négueb hasta Betel, hasta el lugar donde estuvo su tienda entre Betel y Ay, (Génesis 13, 3)

  • Y llamó a aquel lugar Betel, aunque el nombre primitivo de la ciudad era Luz. (Génesis 28, 19)

  • Yo soy el Dios que se te apareció en Betel, donde ungiste una estela y donde me hiciste aquel voto. Ahora, levántate, sal de esta tierra y vuelve a tu país natal.» (Génesis 31, 13)

  • Dios dijo a Jacob: «Levántate, sube a Betel y te estableces allí, haciendo un altar al Dios que se te apareció cuando huías de tu hermano Esaú.» (Génesis 35, 1)

  • Luego, levantémonos y subamos a Betel, y haré allí un altar al Dios que me dio respuesta favorable el día de mi tribulación, y que me asitió en mi viaje.» (Génesis 35, 3)

  • Jacob llegó a Luz, que está en territorio cananeo - es Betel - junto con todo el pueblo que le acompañaba, (Génesis 35, 6)

  • y edificó allí un altar, llamando al lugar El Betel, porque allí mismo se le había aparecido Dios cuando huía de su hermano. (Génesis 35, 7)

  • Débora, la nodriza de Rebeca, murió y fue sepultada en las inmediaciones de Betel, debajo de una encina; y él la llamó la Encina del Llanto. (Génesis 35, 8)

  • Jacob llamó a lugar donde había hablado Dios con él «Betel». (Génesis 35, 15)

  • Partieron de Betel, y cuando aún faltaba un trecho hasta Efratá, Raquel tuvo un mal parto. (Génesis 35, 16)

  • Josué envió de Jericó a Ay, que está (junto a Bet Avén) al oriente de Betel, unos hombres, diciéndoles: «Subid a explorar el país.» Los hombres subieron y exploraron Ay. (Josué 7, 2)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina