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  • De ellos brotó un vástago perverso, Antíoco Epífanes, hijo del rey Antíoco, que había estado en Roma como rehén y comenzó a reinar el año 137 de la era de los griegos. (I Macabeos 1, 10)

  • Los griegos habían decidido ir a exterminarlos; (I Macabeos 8, 9)

  • pero los romanos se enteraron y enviaron a luchar contra ellos a un solo general; cayeron muchos griegos, y los romanos se llevaron cautivas a sus mujeres y a sus hijos, saquearon sus bienes, se apoderaron de sus tierras, derribaron sus murallas y los sometieron a esclavitud hasta el día de hoy. (I Macabeos 8, 10)

  • y conseguir la libertad del yugo de los griegos, pues éstos querían esclavizar a Israel. (I Macabeos 8, 18)

  • Cuando el rey volvió de las regiones de Cilicia, se presentó ante él una comisión de judíos y de griegos, que aborrecían el crimen, para protestar por la muerte de Onías. (II Macabeos 4, 36)

  • reunió casi ochenta mil hombres y todas las fuerzas de caballería y fue contra los judíos, dispuesto a hacer de Jerusalén una ciudad para los griegos, (II Macabeos 11, 2)

  • El macho cabrío es el rey de los griegos, y el cuerno grande que tenía entre los ojos es el primer rey. (Daniel 8, 21)

  • que vendisteis a los habitantes de Judá y de Jerusalén a los griegos, alejándolos de su país. (Joel 4, 6)

  • Los judíos comentaban: "¿A dónde irá éste, que nosotros no podamos encontrarlo? ¿Se irá tal vez con los judíos emigrados entre los griegos para anunciar su doctrina a los griegos? (Juan 7, 35)

  • Entre los que habían ido a Jerusalén para dar culto a Dios en la fiesta había algunos griegos. (Juan 12, 20)

  • Como el número de los discípulos aumentaba, los griegos se quejaron contra los hebreos porque descuidaban a sus viudas en el suministro cotidiano. (Hechos 6, 1)

  • Pero había entre ellos algunos chipriotas y cirenenses, quienes, llegados a Antioquía, se dirigieron también a los griegos, anunciando a Jesús, el Señor. (Hechos 11, 20)


“A ingenuidade e’ uma virtude, mas apenas ate certo ponto; ela deve sempre ser acompanhada da prudência. A astúcia e a safadeza, por outro lado, são diabólicas e podem causar muito mal.” São Padre Pio de Pietrelcina