Found 29 Results for: Ochocientos

  • Después de engendrar a Set vivió todavía Adán ochocientos años, y engendró hijos e hijas. (Génesis 5, 4)

  • y después de haber engendrado a Enós, vivió todavía ochocientos siete años, y engendró hijos e hijas. (Génesis 5, 7)

  • y después de haber engendrado a Quenán, vivió todavía ochocientos quince años, y engendró hijos e hijas. (Génesis 5, 10)

  • y después de haber engendrado a Mahalalel, vivió todavía ochocientos cuarenta años, y engendró hijos e hijas. (Génesis 5, 13)

  • y después de haber engendrado a Yéred, vivió todavía ochocientos treinta años, y engendró hijos e hijas. (Génesis 5, 16)

  • Mahalalel vivió en total ochocientos noventa y cinco años, y murió. (Génesis 5, 17)

  • y después de haber engendrado a Henoc, vivió todavía ochocientos años, y engendró hijos e hijas. (Génesis 5, 19)

  • Su ofrenda era una bandeja de plata de kilo y medio de peso; un jarrón de plata de ochocientos cincuenta gramos según el peso del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite, para la oblación; (Números 7, 13)

  • Ofreció una bandeja de plata de kilo y medio de peso; un jarrón de plata de ochocientos cincuenta gramos según el peso del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite, para la ofrenda; (Números 7, 19)

  • Ofreció una bandeja de plata de kilo y medio de peso; un jarrón de plata de ochocientos cincuenta gramos según el peso del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite, para la ofrenda; (Números 7, 25)

  • Ofreció una bandeja de plata de kilo y medio de peso; un jarrón de plata de ochocientos cincuenta gramos según el peso del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite, para la ofrenda; (Números 7, 31)

  • Ofreció una bandeja de plata de kilo y medio de peso; un jarrón de plata de ochocientos cincuenta gramos según el peso del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite, para la ofrenda; (Números 7, 37)


“É necessário manter o coração aberto para o Céu e aguardar, de lá, o celeste orvalho.” São Padre Pio de Pietrelcina