1. Cuando ya hacía mucho tiempo que el Señor había concedido la paz a Israel, librándolo de todos los enemigos que tenía a su alrededor, Josué -que era un anciano de edad muy avanzada-

2. convocó a todo Israel, a sus ancianos, a sus jefes, a sus jueces y a sus escribas, y les dijo: "Yo estoy viejo; ya tengo muchos años.

3. Ustedes han visto cómo trató el Señor, su Dios, a todos esos pueblos a causa de ustedes, porque era el Señor, su Dios, el que combatía por ustedes.

4. Ahora miren bien: yo les he sorteado como herencia para cada tribu tanto a las naciones que todavía quedan como a las que yo mismo exterminé, desde el Jordán hasta el gran mar Occidental.

5. El Señor, su Dios, las dispersará delante de ustedes y las desposeerá de sus dominios, para que ustedes puedan tomar posesión de su tierra, conforme a la promesa que les hizo el Señor, su Dios.

6. Por eso, sean cada vez más constantes en observar y en cumplir todo lo que está escrito en el libro de la Ley de Moisés, sin desviarse de él ni a la derecha ni a la izquierda,

7. y sin mezclarse con esos pueblos que todavía quedan con ustedes. No invoquen el nombre de sus dioses ni juren por ellos; no los sirvan ni se postren ante ellos.

8. Por el contrario, manténganse fieles al Señor, su Dios, como lo han hecho hasta el día de hoy.

9. El Señor desposeyó delante de ustedes a naciones numerosas y fuertes; y hasta el presente, nadie ha podido resistirles.

10. Bastaba uno solo para perseguir a mil, porque el Señor, su Dios, era el que combatía por ustedes, como él mismo les había prometido.

11. Por eso, pongan sumo cuidado en amar al Señor, su Dios.

12. Pero si se vuelven atrás y se unen al resto de esos pueblos que todavía quedan con ustedes; si establecen con ellos lazos de parentesco, mezclándose ustedes con ellos y ellos con ustedes,

13. entonces, tengan la plena seguridad de que el Señor, su Dios, no seguirá desposeyendo a esas naciones delante de ustedes, y ellos serán para ustedes una red, un lazo, un látigo sobre sus costados, y aguijones en sus ojos, hasta que por fin desaparecerán de esta hermosa tierra que les dio el Señor, su Dios.

14. Ya estoy a punto de irme por el camino que les toca recorrer a todos. Reconozcan entonces con todo su corazón y con toda su alma, que ni una sola de todas esas admirables promesas que les hizo el Señor, ha caído en el vacío: todas se han cumplido, y no falló ni una sola.

15. Pero así como se han cumplido todas las admirables promesas que les hizo el Señor, su Dios, también él atraerá sobre ustedes todas las amenazas, hasta exterminarlos de esta hermosa tierra que les dio el Señor, su Dios.

16. Si quebrantan la alianza del Señor, su Dios, la que él les impuso, y van a servir a otros dioses y a postrarse delante de ellos, la ira del Señor arderá contra ustedes, y desaparecerán muy pronto de la hermosa tierra que él les dio".





“A mansidão reprime a ira.” São Padre Pio de Pietrelcina