I Tesalonicenses, 5
10. que murió por nosotros para que, vivos o muertos, vivamos siempre con él.
10. que murió por nosotros para que, vivos o muertos, vivamos siempre con él.
“É necessário manter o coração aberto para o Céu e aguardar, de lá, o celeste orvalho.” São Padre Pio de Pietrelcina