Fundar 21 Resultados para: Roma

  • Najor tenía una concubina, llamada Roma, que también dio a luz a Tebaj, Gajam, Tajas y Maaca. (Génesis 22, 24)

  • De su descendencia brotó aquel retoño impío, Antíoco Epífanes, hijo del rey Antíoco, que estuvo en Roma como rehén. Llegó a ser rey el año ciento treinta y siete de la era de los griegos. (1 Macabeos 1, 10)

  • El año ciento cincuenta y uno, Demetrio, hijo de Seleuco, huyó de Roma. Embarcó con algunos hombres en dirección a un puerto del reino donde llegó y se proclamó rey. (1 Macabeos 7, 1)

  • Judas, pues, envió a Roma a Eupolemo, hijo de Juan, y a Jasón, hijo de Eleazar, encargándoles la misión de concertar con los romanos una alianza de amistad. (1 Macabeos 8, 17)

  • Los enviados de Judá partieron a Roma, donde llegaron después de un viaje largo. Allí entraron en el Senado y tomaron la palabra, diciendo: (1 Macabeos 8, 19)

  • Los combatientes judíos no recibirán trigo ni armas, ni dinero, ni barcos, según Roma ha decidido, sino que cumplirán gratuitamente sus compromisos. (1 Macabeos 8, 26)

  • Los aliados romanos no recibirán trigo, ni armas, ni dinero o barcos, según ha decidido Roma, y cumplirán estos compromisos sin engaños. (1 Macabeos 8, 28)

  • Jonatán comprendió que las circunstancias le eran favorables; escogió algunos hombres y los envió a Roma para confirmar y renovar la alianza de amistad con los romanos. (1 Macabeos 12, 1)

  • Los que fueron a Roma entraron al Senado y les dijeron: «El sumo sacerdote Jonatán y la nación de los judíos nos han enviado a renovar con ustedes la amistad y la alianza que nos unió anteriormente.» (1 Macabeos 12, 3)

  • Cuando llegó a Roma y a Esparta la noticia de la muerte de Jonatán, se afligieron profundamente. (1 Macabeos 14, 16)

  • Después de esto, Simón mandó a Neumenio a Roma con un gran escudo de oro de mil minas de peso, para confirmar la alianza con ellos. (1 Macabeos 14, 24)

  • Entonces llegaron de Roma Neumenio y sus colegas, trayendo cartas dirigidas a los reyes y a las naciones, (1 Macabeos 15, 15)


“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina