Fundar 180 Resultados para: servicio

  • Porque este servicio sagrado, no sólo satisface las necesidades de los santos, sino que también es una fuente abundante de acciones de gracias a Dios. (II Corintios 9, 12)

  • Ahora bien, si al buscar nuestra justificación en Cristo, resulta que también nosotros somos pecadores, entonces Cristo está al servicio del pecado. Esto no puede ser, (Gálatas 2, 17)

  • Antes, cuando ustedes no conocían a Dios, estaban al servicio de dioses que no lo son realmente. (Gálatas 4, 8)

  • Porque él estuvo al borde de la muerte por la obra de Cristo, exponiendo su vida para suplirlos a ustedes en el servicio que no podían prestarme directamente. (Filipenses 2, 30)

  • al ser instruidos por Epafras, nuestro querido compañero en el servicio de Dios. Él es para ustedes un fiel ministro de Cristo, (Colosenses 1, 7)

  • En lo que a mí se refiere, nuestro querido hermano Tíquico, mi fiel ayudante y compañero en el servicio del Señor, los informará de todo. (Colosenses 4, 7)

  • Porque la Buena Noticia que les hemos anunciado llegó hasta ustedes, no solamente con palabras, sino acompañada de poder, de la acción del Espíritu Santo y de toda clase de dones. Ya saben cómo procedimos cuando estuvimos allí al servicio de ustedes. (I Tesalonicenses 1, 5)

  • Doy gracias a nuestro Señor Jesucristo, porque me ha fortalecido y me ha considerado digno de confianza, llamándome a su servicio (I Timoteo 1, 12)

  • haciéndolos reaccionar y librándolos de la trampa del demonio que los tiene cautivos al servicio de su voluntad. (II Timoteo 2, 26)

  • Sí, hermano, préstame ese servicio por amor al Señor y tranquiliza mi corazón en Cristo. (Filemon 1, 20)

  • ¿Acaso no son todos ellos espíritus al servicio de Dios, enviados en ayuda de los que van a heredar la salvación? (Hebreos 1, 14)

  • En consecuencia, debió hacerse semejante en todo a sus hermanos, para llegar a ser un Sumo Sacerdote misericordioso y fiel en el servicio de Dios, a fin de expiar los pecados del pueblo. (Hebreos 2, 17)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina