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  • Pondréis sobre las armas mil de cada tribu, de todas las tribus de Israel.» (Números 31, 4)

  • Pero nosotros tomaremos las armas a la cabeza de los israelitas, hasta que los introduzcamos en sus lugares, mientras que nuestros hijos de quedarán en las plazas fuertes, al abrigo de los habitantes del país. (Números 32, 17)

  • Pero tus siervos, todos los que llevan armas, pasarán delante de Yahveh, para ir a la guerra, como dice mi Señor.» (Números 32, 27)

  • y les dijo Moisés: «Si los hijos de Gad y los hijos de Rubén, todos los que llevan armas, pasan con vosotros el Jordán, para combatir delante de Yahveh, y la tierra queda dominada por vosotros, les daréis el país de Galaad en propiedad. (Números 32, 29)

  • Pero si los que llevan armas no pasan con vosotros, tendrán su herencia entre vosotros en el país de Canaán.» (Números 32, 30)

  • Vosotros me respondisteis: «Hemos pecado contra Yahveh nuestro Dios. Subiremos y combatiremos como Yahveh nuestro Dios nos ha mandado.» Ceñísteis cada uno vuestras armas y creísteis fácil subir a la montaña. (Deuteronomio 1, 41)

  • Yo os ordené entonces: «Yahveh, vuestro Dios, os ha dado esta tierra en posesión. Vosotros pasaréis armados al frente de vuestros hermanos los israelitas, todos hombres de armas. (Deuteronomio 3, 18)

  • Los seiscientos hombres danitas con sus armas de guerra estaban en el umbral de la puerta. (Jueces 18, 16)

  • Los empleará como jefes de mil y jefes de cincuenta; les hará labrar sus campos, segar su cosecha, fabricar sus armas de guerra y los arreos de sus carros. (I Samuel 8, 12)

  • Tomó David la cabeza del filisteo, y la llevó a Jerusalén; pero sus armas las colocó en su tienda. (I Samuel 17, 54)

  • Dio Jonatán sus armas al muchacho que estaba con él y le dijo: «Anda, llévalas a la ciudad.» (I Samuel 20, 40)

  • Dijo David a Ajimélek: «¿No tienes aquí a mano una lanza o una espada? Porque ni siquera he cogido mi espada y mis armas, pues urgía la orden del rey.» (I Samuel 21, 9)


“Para mim, Deus está sempre fixo na minha mente e estampado no meu coração.” São Padre Pio de Pietrelcina