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  • Mas he aquí que la palabra de Yahveh le dijo: «No te heredará ése, sino que te heredará uno que saldrá de tus entrañas.» (Génesis 15, 4)

  • Yahveh le dijo: «Dos pueblos hay en tu vientre, dos naciones que, al salir de tus entrañas, se dividirán. La una oprimirá a la otra; el mayor servirá al pequeño.» (Génesis 25, 23)

  • Díjole Dios: «Yo soy El Sadday. Sé fecundo y multiplícate. Un pueblo, una asamblea de pueblos tomará origen de ti y saldrán reyes de tus entrañas. (Génesis 35, 11)

  • Todas las personans que entraron con Jacob en Egipto, nacidas de sus entrañas, - salvo las mujeres de los hijos de Jacob - hacían un total de 66 personas. (Génesis 46, 26)

  • Nada de él comeréis crudo ni cocido, sino asado, con su cabeza, sus patas y sus entrañas. (Exodo 12, 9)

  • Saca todo el sebo que cubre las entrañas, el que queda junto al hígado, y los dos riñones con el sebo que los envuelve, para quemarlo en el altar. (Exodo 29, 13)

  • Luego despedazarás el carnero, lavarás sus entrañas y sus patas; las pondrás sobre sus porciones y sobre su cabeza, (Exodo 29, 17)

  • Toma después el sebo de este carnero: la cola, el sebo que cubre las entrañas, el que queda junto al hígado, los dos riñones con el sebo que lo envuelve y la pierna derecha, porque se trata del carnero de la investidura. (Exodo 29, 22)

  • El lavará con agua las entrañas y las patas y el sacerdote lo quemará todo en el altar. Es un holocausto, un manjar abrasado de calmante aroma par Yahveh. (Levítico 1, 9)

  • Lavará él con agua las entrañas y las patas, y el sacerdote lo ofrecerá todo y lo quemará en el altar. Es un holocausto, un manjar abrasado de calmante aroma para Yahveh. (Levítico 1, 13)

  • El ofrecerá parte del sacrificio de communión como manjar abrasado para Yahveh: el sebo que cubre las entrañas y todo el que hay sobre las mismas; (Levítico 3, 3)

  • El ofrecerá, de este sacrificio de comunión, el sebo, como manjar abrasado para Yahveh: el rabo entrero que se cortará desde la rabadilla; el sebo que cubre las entrañas y todo el que hay sobre las mismas; (Levítico 3, 9)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina