Fundar 15 Resultados para: Naamán

  • Los hijos de Benjamín: Belá, Béker, Asbel, Guerá, Naamán, Ejí, Ros, Muppim, Juppim y Ard. (Génesis 46, 21)

  • Fueron los hijos de Belá, Ard y Naamán: el clan ardita; de Naamán, el clan naamanita. (Números 26, 40)

  • Naamán, jefe del ejército del rey de Aram, era hombre muy estimado y favorecido por su señor, porque por su medio había dado Yahveh la victoria a Aram. Este hombre era poderoso, pero tenía lepra. (II Reyes 5, 1)

  • Habiendo salido algunas bandas de arameos, trajeron de la tierra de Israel una muchachita que se quedó al servicio de la mujer de Naamán. (II Reyes 5, 2)

  • Llevó al rey de Israel la carta que decía: «Con la presente, te envío a mi siervo Naamán, para que le cures de su lepra.» (II Reyes 5, 6)

  • Llegó Naamán con sus caballos y su carro y se detuvo a la entrada de la casa de Eliseo. (II Reyes 5, 9)

  • Se irritó Naamán y se marchaba diciendo: «Yo que había dicho: ¡Seguramente saldrá, se detendrá, invocará el nombre de Yahveh su Dios, frotará con su mano mi parte enferma y sanaré de la lepra! (II Reyes 5, 11)

  • Dijo Naamán: «Ya que no, que se dé a tu siervo, de esta tierra, la carga de dos mulos, porque tu siervo ya no ofrecerá holocausto ni sacrificio a otros dioses sino a Yahveh. (II Reyes 5, 17)

  • Guejazí, el criado de Eliseo, el hombre de Dios, se dijo: «Mi amo ha sido indulgente con Naamán, ese arameo, al no aceptar de su mano lo que traía. ¡Vive Yahveh!, que voy a correr tras él y tomaré algo de su mano.» (II Reyes 5, 20)

  • Guejazí partió en seguimiento de Naamán. Naamán vio que corría tras de él y saltó del carro a su encuentro y dijo: «Todo va bien?» (II Reyes 5, 21)

  • Dijo Naamán: «Dígnate aceptar dos talentos y dos vestidos de fiesta.» Le insistió, y metió dos talentos de plata en dos sacos y se lo entregó a dos de sus criados que lo llevaron delante de él. (II Reyes 5, 23)

  • Pero la lepra de Naamán se pegará a ti y a tu descendencia para siempre.» Y salió de su presencia con lepra blanca como la nieve. (II Reyes 5, 27)


“Deus nunca me recusou um pedido”. São Padre Pio de Pietrelcina