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  • los sacaréis a los dos a la puerta de esa ciudad y los apedrearéis hasta que mueran: a la joven por no haber pedido socorro en la ciudad, y al hombre por haber violado a la mujer de su prójimo. Así harás desaparecer el mal de en medio de ti. (Deuteronomio 22, 24)

  • Entonces Ana dijo esta oración: «Mi corazón exulta en Yahveh, mi cuerno se levanta en Dios, mi boca se dilata contra mis enemigos, porque me he gozado en tu socorro. (I Samuel 2, 1)

  • Los arameos de Damasco vinieron en socorro de Hadadézer, rey de Sobá: pero David causó 22.000 bajas a los arameos. (II Samuel 8, 5)

  • Y dijo: «Si los arameos me dominan, ven en mi ayuda; si los ammonitas te dominan a ti, vendré en tu socorro. (II Samuel 10, 11)

  • Pero acudió en su socorro Abisay, hijo de Sarvia, que hirió al filisteo y le mató. Entonces los hombres de David le conjuraron diciendo: «No vuelvas a salir al combate con nosotros, para que no apagues la antorcha en Israel.» (II Samuel 21, 17)

  • Los arameos de Damasco vinieron en socorro de Hadadézer, rey de Sobá, y David hizo 22.000 bajas a los arameos. (I Crónicas 18, 5)

  • Dijo Joab: «Si los arameos me dominan, ven en mi ayuda; y si los hijos de Ammón te dominan a ti, iré en tu socorro. (I Crónicas 19, 12)

  • Vinieron y ella les dijo: «Escuchadme, jefes de los moradores de Betulia. No están bien las palabras que habéis pronunciado hoy delante del pueblo, cuando habéis interpuesto entre Dios y vosotros un juramento, asegurando que entregaríais la ciudad a nuestros enemigos si en el plazo convenido no os enviaba socorro el Señor. (Judit 8, 11)

  • porque, si te empeñas en callar en esta ocasión, por otra parte vendrá el socorro de la liberación de los judíos, mientras que tú y la casa de tu padre pereceréis. ¡Quién sabe si precisamente para una ocasión semejante has llegado a ser reina!» (Ester 4, 14)

  • y suplicó al Señor, Dios de Israel, diciendo: «Mi Señor y Dios nuestro, tú eres único. Ven en mi socorro, que estoy sola y no tengo socorro sino en ti, (Ester 14, 3)

  • Libranos con tus manos y acude en mi socorro, que estoy sola, y a nadie tengo, sino a ti, Señor. (Ester 14, 14)

  • El te envíe socorro desde su santuario, desde Sión sea tu apoyo. (Salmos 20, 3)


“Vive-se de fé, não de sonhos.” São Padre Pio de Pietrelcina