Fundar 175 Resultados para: muerto

  • Pero vino Dios a Abimélek en un sueño nocturno y le dijo: «Date muerto por esa mujer que has tomado, y que está casada.» (Génesis 20, 3)

  • Replicó: «No bajará mi hijo con vosotros, pues su hermano está muerto y sólo me queda él. Si le ocurre cualquier desgracia en ese viaje que vais a hacer, entonces haríais bajar mi vejez con pena al seol.» (Génesis 42, 38)

  • los hijos de Judá: Er, Onán, Selá, Peres y Zéraj, (¡pero Er y Onán ya habían muerto en Canaán!) y los hijos de Peres: Jesrón y Jamul; (Génesis 46, 12)

  • Vieron los hermanos de José que había muerto su padre y dijeron: «A ver si José nos guarda rencor y nos devuelve todo el daño que le hicimos.» (Génesis 50, 15)

  • Yahveh dijo a Moisés en Madián: «Anda, vuelve a Egipto ; pues han muerto todos los que buscaban tu muerte.» (Exodo 4, 19)

  • Faraón mandó hacer averiguaciones, y se vio que del ganado de Israel no había muerto ni un solo animal. Sin embargo, se endureció el corazón de Faraón y no dejó salir al pueblo. (Exodo 9, 7)

  • Levantóse Faraón aquella noche, con todos sus servidores y todos los egipcios; y hubo grande alarido en Egipto, porque no había casa donde no hubiese un muerto. (Exodo 12, 30)

  • Los israelitas les decían: «¡Ojalá hubiéramos muerto a manos de Yahveh en la tierra de Egipto cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta hartarnos! Vosotros nos habéis traído a este desierto para matar de hambre a toda esta asamblea.» (Exodo 16, 3)

  • el propietario del pozo pagará al dueño de ellos el precio en dinero, y el animal muerto será suyo. (Exodo 21, 34)

  • Si el buey de uno acornea al buey de otro, causándole la muerte, venderán el buey vivo y se repartirán el precio, repartiendo igualmente el buey muerto. (Exodo 21, 35)

  • Pero si era notorio que el buey acorneaba desde tiempo atrás, y su dueño no le vigiló, pargará buey por buey y el buey muerto será suyo. (Exodo 21, 36)

  • El sebo de animal muerto o destrozado podrá servir para cualquier uso, pero en modo alguno lo comeréis. (Levítico 7, 24)


“Não há nada mais inaceitável do que uma mulher caprichosa, frívola e arrogante, especialmente se é casada. Uma esposa cristã deve ser uma mulher de profunda piedade em relação a Deus, um anjo de paz na família, digna e agradável em relação ao próximo.” São Padre Pio de Pietrelcina