Fundar 13 Resultados para: Jarán

  • Téraj tomó a su hijo Abrán, a su nieto Lot y a Saray su nuera, mujer de Abrán, y los hizo salir de Ur de los caldeos para ir al país de Canaán; pero al llegar a Jarán se quedaron allí. (Génesis 11, 31)

  • Téraj vivió doscientos cinco años, y murió en Jarán. (Génesis 11, 32)

  • Abrán partió, como le había dicho el Señor, y Lot se fue con él. Abrán tenía setenta y cinco años cuando salió de Jarán. (Génesis 12, 4)

  • Tomó consigo a Saray, su mujer, y a Lot, su sobrino, con todas las cosas que poseía y los esclavos adquiridos en Jarán. Y se pusieron en camino hacia la tierra de Canaán. Llegaron a Canaán, y (Génesis 12, 5)

  • Por tanto, hijo mío, obedéceme; huye rápidamente a casa de mi hermano Labán, a Jarán. (Génesis 27, 43)

  • Jacob salió de Berseba con dirección a Jarán. (Génesis 28, 10)

  • Jacob les dijo: "Hermanos míos, ¿de dónde sois?". Respondieron: "Somos de Jarán". (Génesis 29, 4)

  • En el valle: Bet Jarán, Bet Nimrá, Sucot, Safón y el resto del reino de Sijón, rey de Jesbón. El Jordán era el límite hasta el extremo sur del mar de Genesaret. (Josué 13, 27)

  • ¿Los han librado acaso los dioses de aquellos pueblos, que mis padres han destruido, como Gozán, Jarán, Résef y los habitantes de Edén, que estaban en Telasar? (II Reyes 19, 12)

  • Efá, concubina de Caleb, dio a luz a Jarán, Mosá y Gazez. Jarán engendró a Gazez. (I Crónicas 2, 46)

  • ¿Pudieron acaso los dioses salvar a aquellas naciones aniquiladas por mis padres: a Gozán, Jarán, Résef y los edenitas de Telasar? (Isaías 37, 12)

  • Y él dijo: "Hermanos y padres, escuchad: El Dios de la gloria se apareció a nuestro padre Abrahán cuando estaba en Mesopotamia, antes de vivir en Jarán, (Hechos 7, 2)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina