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  • En él quemará Aarón el incienso; lo quemará todas las mañanas al preparar las lámparas, (Exodo 30, 7)

  • Lavará con agua las entrañas y las patas, y el sacerdote lo quemará todo sobre el altar: es un holocausto, una ofrenda quemada, un perfume agradable al Señor. (Levítico 1, 9)

  • Lavará con agua las entrañas y las patas, y el sacerdote lo quemará todo sobre el altar: es un holocausto, una ofrenda quemada, un perfume agradable al Señor. (Levítico 1, 13)

  • El sacerdote presentará la víctima en el altar, le arrancará la cabeza, que quemará sobre el altar, y exprimirá su sangre sobre la pared del altar; (Levítico 1, 15)

  • Partirá el animal en dos mitades, un ala por cada lado, sin separarlas totalmente, y el sacerdote lo quemará sobre la leña que arde encima del fuego que está sobre el altar: es un holocausto, una ofrenda quemada, un perfume agradable al Señor. (Levítico 1, 17)

  • La presentará a los hijos de Aarón, los sacerdotes; tomará un puñado de flor de harina con aceite y todo el incienso, y el sacerdote lo quemará sobre el altar como memorial. Es una ofrenda quemada, un perfume agradable al Señor. (Levítico 2, 2)

  • El sacerdote separará de la ofrenda una parte como memorial y lo quemará sobre el altar. Es una ofrenda quemada, un perfume agradable al Señor. (Levítico 2, 9)

  • Como memorial, el sacerdote quemará una parte de los granos triturados, el aceite con todo el incienso. Es una ofrenda quemada en honor del Señor. (Levítico 2, 16)

  • El sacerdote lo quemará sobre el altar. Es un alimento quemado en honor del Señor. (Levítico 3, 11)

  • El sacerdote lo quemará sobre el altar. Es un alimento quemado, un perfume agradable. Las grasas pertenecen en su totalidad al Señor. (Levítico 3, 16)

  • de la misma manera que fue tomada en el novillo del sacrificio de reconciliación, y el sacerdote lo quemará sobre el altar de los holocaustos. (Levítico 4, 10)

  • Tomará todas las grasas del novillo y las quemará sobre el altar; (Levítico 4, 19)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina