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Moisés dijo al pueblo: "No temáis, estad tranquilos y veréis la victoria que hoy os dará el Señor; porque a estos egipcios que ahora veis, ya nunca los volveréis a ver. (Exodo 14, 13)
por la mañana veréis la gloria del Señor, porque él ha oído vuestras murmuraciones contra el Señor. ¿Qué somos nosotros para que murmuréis contra nosotros?". (Exodo 16, 7)
Comeréis de lo almacenado, e incluso os veréis obligados a sacarlo de vuestros graneros para hacer sitio a lo nuevo. (Levítico 26, 10)
Cuando un enemigo os ataque en vuestro propio terreno y tengáis que salir a la guerra, las trompetas darán toques vibrantes: el Señor se acordará de vosotros y os veréis libres de vuestros enemigos. (Números 10, 9)
porque el Señor dice: No veréis viento, ni veréis lluvia; pero este valle se henchirá de agua, de modo que podáis beber vosotros, vuestros ganados y vuestras bestias de tiro. (II Reyes 3, 17)
Cuando el rey de Israel leyó la carta, se rasgó las vestiduras y exclamó: "¿Es que soy yo un dios para dar la muerte y la vida, que este me manda a un hombre para que lo cure de la lepra? Fijaos bien, y veréis que anda buscando pretextos contra mí". (II Reyes 5, 7)
Vosotros no tenéis necesidad de luchar; deteneos, estaos quietos y veréis la victoria que os da el Señor. Judá y Jerusalén, no temáis ni os asustéis; salid mañana a su encuentro, y el Señor estará con vosotros". (II Crónicas 20, 17)
Yo exclamé: "¡Ah, Señor Dios! Mira que los profetas les dicen: No veréis la espada ni sufriréis hambre, sino que os daré una paz segura en este lugar". (Jeremías 14, 13)
Veréis esto con vuestros propios ojos y diréis: ¡Grande es el Señor hasta fuera del territorio de Israel!". (Malaquías 1, 5)
Así se cumple en ellos la profecía de Isaías: Oiréis pero no entenderéis, miraréis pero no veréis. (Mateo 13, 14)
Os digo que ya no me veréis hasta que digáis: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!". (Mateo 23, 39)
Jesús contestó: "Tú lo has dicho. Y os declaro que desde ahora veréis al hijo del hombre sentado a la diestra del Padre y venir sobre las nubes del cielo". (Mateo 26, 64)