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  • Josué pronunció este juramento delante del Señor: "Maldito el hombre que venga a edificar esta ciudad. Pondrá los cimientos sobre su primogénito, y sobre su hijo menor levantará las puertas". (Josué 6, 26)

  • Salomón emparentó con el Faraón, rey de Egipto, casándose con una hija suya. La llevó a la ciudad de David, hasta que acabase de edificar su palacio, el templo del Señor y las murallas en torno a Jerusalén. (I Reyes 3, 1)

  • David se decía: "Mi hijo Salomón es todavía joven y tierno, y la casa que tiene que edificar al Señor ha de ser famosa en todo el mundo por su esplendor y grandeza. Quiero dejarle hechos los preparativos". (I Crónicas 22, 5)

  • pero el Señor me dijo: Tú has derramado mucha sangre y has hecho muchas guerras. Tú no podrás edificar un templo a mi nombre, pues has derramado mucha sangre sobre la tierra en mi presencia. (I Crónicas 22, 8)

  • Jonatán, a su regreso, convocó a los ancianos del pueblo, con quienes decidió edificar fortalezas en Judea, (I Macabeos 12, 35)

  • un tiempo para matar y un tiempo para curar; un tiempo para destruir y un tiempo para edificar; (Eclesiastés 3, 3)

  • Tú me ordenaste edificar un templo en tu monte santo y un altar en la ciudad de tu morada a imitación de la tienda santa, que tú ya habías preparado desde el principio. (Sabiduría 9, 8)

  • Sin ellos es imposible edificar una ciudad, ni vivir o andar por ella. (Eclesiástico 38, 32)

  • Los hijos y edificar una ciudad perpetúan el nombre; pero más que ambos, una mujer sin tacha. (Eclesiástico 40, 19)

  • a causa de Jeremías, porque lo maltrataron, aunque él fue consagrado profeta en el seno materno para arrancar, destruir y arruinar, como también para edificar y plantar. (Eclesiástico 49, 7)

  • Mira, en este día te constituyo sobre las naciones y sobre los reinos para arrancar y destruir, para derribar y deshacer, para edificar y plantar". (Jeremías 1, 10)

  • Y así como he vigilado sobre ellos para devastar, para derruir, para demoler, para aniquilar y para afligir, así también vigilaré sobre ellos para edificar y plantar -dice el Señor-. (Jeremías 31, 28)


“O mais belo Credo é o que se pronuncia no escuro, no sacrifício, com esforço”. São Padre Pio de Pietrelcina