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  • y toda la familia de su padre; solamente dejaron en la región de Gosen a sus niños y a sus rebaños y ganados. (Génesis 50, 8)

  • Los servidores del Faraón que temieron la palabra del Señor mandaron refugiar en las casas a siervos y ganados. (Exodo 9, 20)

  • Pero los que no hicieron caso de la palabra del Señor dejaron sus siervos y ganados en el campo. (Exodo 9, 21)

  • Pero el pueblo, sediento, seguía murmurando contra Moisés diciendo: "¿Por qué nos has sacado de Egipto para hacernos morir de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?". (Exodo 17, 3)

  • Todo primogénito me pertenece, y también todo primer nacido macho de tus ganados, ovejas o vacas. (Exodo 34, 19)

  • Los productos de la tierra servirán igualmente de comida a tus ganados y a las bestias salvajes". (Levítico 25, 7)

  • enviaré contra vosotros fieras salvajes, que devorarán a vuestros hijos, destrozarán vuestros ganados y os diezmarán hasta el punto de quedar desiertos vuestros caminos. (Levítico 26, 22)

  • "Resérvame a los levitas en sustitución de todos los primogénitos de los israelitas, y el ganado de los levitas en sustitución de los primogénitos de sus ganados. Los levitas serán míos. Yo, el Señor. (Números 3, 45)

  • ¿Por qué habéis traído al pueblo del Señor a este desierto, para que muramos nosotros y nuestros ganados? (Números 20, 4)

  • "Toma el bastón y reúne a la multitud tú y tu hermano Aarón; delante de todos ordena a la roca que les dé agua, y de la roca brotará agua para dar de beber a la multitud y a sus ganados". (Números 20, 8)

  • Y alzando el brazo hirió por dos veces la roca con el bastón, y brotaron de ella aguas en abundancia; bebió la multitud y sus ganados. (Números 20, 11)

  • Los israelitas le contestaron: "Subiremos por el camino trillado y, si bebemos de tus aguas, nosotros o nuestros ganados, te daremos el precio de ellas. Es cosa de nada: simplemente pasar a pie". (Números 20, 19)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina