Job, 42

9. Entonces Elifaz de Temán, Bildad de Súaj y Sofar de Naamá fueron a hacer lo que les había dicho el Señor, y el Señor tuvo consideración con Job.

Versos relacionados con Job, 42:

El trabajo 42 concluye la narración del Libro de Job, donde Job se arrepiente y reconoce la soberanía y la justicia de Dios. Pide perdón por hablar sobre lo que no entendió e intercede a favor de sus amigos. Dios luego reprende a los amigos de Job y les indica que le pidan perdón a Job por haber hablado de él.

Proverbios 17:10: "La reprimenda penetra más profundamente en el prudente que cien azotando al tonto". En este versículo, vemos que la reprimenda tiene más impacto en una persona sabia que el castigo en un tonto. Este principio se aplica a la situación de los amigos de Job, que son reprendidos por Dios por hablar mal de él.

Santiago 5:16: "Confiesa tu culpa el uno al otro y rezan por el otro, para que estén doloridos. La oración hecha por un justo puede mucho en sus efectos". Este versículo destaca la importancia de la confesión y la oración con respecto a la curación. Job intercede por sus amigos, lo que demuestra que está dispuesto a perdonarlos.

Proverbios 16:18: "Excelente precede a la ruina, y la altitud del Espíritu precede a la caída". Este versículo es aplicable a Job, que se arrepiente de que se ha hablado demasiado y se humilla ante Dios. Reconoce su pequeñez y dependencia de Dios.

Mateo 6:14-15: "Porque si perdonas tus ofensas a los hombres, tu Padre Celestial te perdonará a ti; pero no perdonas a los hombres con tus delitos, ni perdonará tus ofensas". Este versículo enfatiza la importancia del perdón. Job perdona a sus amigos e intercede por ellos, mostrando su disposición a seguir los principios de Dios.

2 Corintios 5:17: "Tan pronto como uno está en Cristo, una nueva criatura es; han pasado cosas viejas; He aquí, todo ha sido nuevo". Este versículo destaca el cambio radical que puede ocurrir en la vida de alguien que se arrepiente y confía en Dios. El trabajo experimenta esta transformación en su vida, después de pasar por sus aflicciones y tener un encuentro personal con Dios.