9. David se levantó y salió de la cueva tras él, gritando: "¡Oh rey, mi señor!". Saúl miró para atrás, y David se inclinó en tierra y se prosternó.





“Seja grato e beije docemente a mão de Deus. É sempre a mão de um pai que pune porque lhe quer bem” São Padre Pio de Pietrelcina