Carta a los Hebreos, 1

9. Amas la justicia y aborreces la maldad; por eso, oh Dios, tu Dios te concedió una consagración real que es fuente de alegría, con preferencia a tus compañeros.

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Hebreos 1 aborda la superioridad de Jesús en relación con los ángeles, destacando su posición como el Hijo de Dios y el Creador del Universo. Para encontrar cinco versículos relacionados con los temas cubiertos de Hebreos 1, exploraremos la Biblia en busca de pasajes que hablan sobre la posición de Jesús como el Hijo de Dios y el Creador.

Juan 1:1-3: "Al principio era la Palabra, y la Palabra era con Dios, y la Palabra era Dios. Estaba al principio con Dios. Todas las cosas fueron hechas por él, y sin él nada que fuera hecho si lo hiciera ". Este versículo señala que Jesús es la Palabra de Dios, que existió desde el principio con Dios y a través de quien se crearon todas las cosas.

Colosenses 1:15-17: "Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la creación, porque en él todas las cosas fueron creadas en el cielo y en la tierra, lo visible y lo invisible, ya sean soberanos y directores, si las autoridades, si las autoridades ; todas las cosas fueron creadas por él y para él. Él está antes de todas las cosas, y en todo ello subsisten ". Estos versos refuerzan que Jesús es el creador de todas las cosas y la imagen del Dios invisible.

Salmo 2:7: "Proclamaré el decreto del Señor, él me dijo: Tú eres mi hijo, te he comenzado hoy". Este salmo es una referencia al Mesías como el Hijo de Dios, una posición que enfatiza Hebreos 1.

Romanos 8:29: "Para aquellos que lo han sabido, también predestinó que se ajustaban a la imagen de su hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos". Este versículo señala que Jesús es el hijo primogénito de Dios y que los creyentes están llamados a cumplir con su imagen.

1 Corintios 8:6: "Sin embargo, para nosotros hay un Dios, el Padre, quienes son todas las cosas, y a quienes vivimos; y un Señor, Jesucristo, por el cual son todas las cosas, y nosotros por él". Este versículo refuerza la posición de Jesús como Señor y Creador de todas las cosas, tal como se aborda en Hebreos 1.