Löydetty 703 Tulokset: Palabra

  • Así que le anunciaron la Palabra del Señor a él y a todos los de su casa, (Hecho de los Apóstoles 16, 32)

  • Pero cuando los judíos de Tesalónica se enteraron de que Pablo estaba predicando la Palabra de Dios en Berea, fueron también allá para agitar al pueblo y crear disturbios. (Hecho de los Apóstoles 17, 13)

  • Al llegar de Macedonia Silas y Timoteo, Pablo se dedicó por entero a la Palabra, y aseguraba a los judíos que Jesús era el Mesías. (Hecho de los Apóstoles 18, 5)

  • Pablo siguió enseñando entre ellos la Palabra de Dios, y permaneció allí un año y seis meses. (Hecho de los Apóstoles 18, 11)

  • Hizo esto durante dos años, de tal manera que todos los habitantes de la provincia de Asia, tanto judíos como griegos, pudieron escuchar la Palabra del Señor. (Hecho de los Apóstoles 19, 10)

  • De esta forma la Palabra de Dios manifestaba su poder, se extendía y se robustecía. (Hecho de los Apóstoles 19, 20)

  • Ahora los encomiendo a Dios y a su Palabra portadora de su gracia, que tiene eficacia para edificar sus personas y entregarles la herencia junto a todos los santos. (Hecho de los Apóstoles 20, 32)

  • Cuando estaban ya para meterlo dentro de la fortaleza, Pablo dijo al comandante: «¿Me permites decirte una palabra?» Le contestó: «¡Pero tú hablas griego! (Hecho de los Apóstoles 21, 37)

  • Entonces el gobernador dio la palabra a Pablo, que contestó: «Sé que has administrado esta nación durante muchos años, y esto me hace sentir muy confiado para exponer mi defensa. (Hecho de los Apóstoles 24, 10)

  • Grande, bajo todo punto de vista. En primer lugar, fue a los judíos a quienes confió Dios su palabra. (Carta a los Romanos 3, 2)

  • Y luego se dice: Muy cerca de ti está la Palabra, ya está en tus labios y en tu corazón. Ahí tienen nuestro mensaje, y es la fe. (Carta a los Romanos 10, 8)

  • Está escrito: Juro por mí mismo, palabra del Señor, que toda rodilla se doblará ante mí, y toda lengua confesará la verdad ante Dios. (Carta a los Romanos 14, 11)


“Caminhe com alegria e com o coração o mais sincero e aberto que puder. E quando não conseguir manter esta santa alegria, ao menos não perca nunca o valor e a confiança em Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina