Löydetty 26 Tulokset: consagración

  • Y tomando de la sangre vertida sobre el altar y del óleo de la consagración, rociarás a Aarón y sus ropas, y con él, a sus hijos y las ropas de ellos. Así será consagrado con sus ropas, y lo mismo sus hijos y las ropas de sus hijos. (Exodo 29, 21)

  • Tomarás la grasa y la cola del carnero, el sebo que cubre los intestinos, la telilla del hígado, los dos riñones y la enjundia de encima, y la espaldilla derecha, porque es un cordero para consagración de sacerdotes. (Exodo 29, 22)

  • Luego tomarás el pecho del carnero sacrificado para la consagración de Aarón y lo ofrecerás llevándolo ante Yavé: ésta será tu parte. (Exodo 29, 26)

  • Consagrarás el pecho que ha sido mecido y la espaldilla que ha sido puesta aparte, todo lo que ha sido mecido o separado del carnero para la consagración de Aarón y de sus hijos. (Exodo 29, 27)

  • Cocerás en un lugar sagrado la carne del carnero ofrecido para esta consagración, (Exodo 29, 31)

  • Harás, pues, con Aarón y sus hijos todo lo que te mando. La consagración durará siete días. (Exodo 29, 35)

  • La expiación por el altar, y luego su consagración durará siete días. En adelante el altar será cosa muy sagrada y todo cuanto toque el altar quedará consagrado. (Exodo 29, 37)

  • las vestiduras sagradas y las que han de servir para la consagración del sacerdote Aarón y las de sus hijos cuando ejerzan sus funciones sacerdotales; (Exodo 31, 10)

  • los ornamentos de ceremonia para oficiar en el Santuario; las vestiduras de la consagración del sacerdote Aarón y las vestiduras de sus hijos para las funciones sacerdotales.» (Exodo 35, 19)

  • Hizo el óleo de la consagración y el incienso aromático, obra de perfumista. (Exodo 37, 29)

  • «Esta es la ofrenda que Aarón y sus hijos ofrecerán a Yavé en el día de su consagración: una décima de flor de harina -lo mismo como para la ofrenda perpetua- la mitad por la mañana y la otra por la tarde. (Levítico 6, 13)

  • Hizo luego traer el segundo carnero, el carnero para la consagración, y Aarón y sus hijos impusieron las manos sobre su cabeza. (Levítico 8, 22)


“O bem dura eternamente.” São Padre Pio de Pietrelcina