Löydetty 128 Tulokset: vergüenza

  • Los dos estaban desnudos, hombre y mujer, pero no sentían vergüenza. (Génesis 2, 25)

  • Concibió y dio a luz un hijo, y exclamó: «Dios me ha quitado de encima la vergüenza.» (Génesis 30, 23)

  • «No podemos dar nuestra hermana a un hombre incircunciso, pues entre nosotros eso es una vergüenza. (Génesis 34, 14)

  • Pero Yavé le respondió a Moisés: "Si su padre la hubiera escupido en la cara, habría tenido que esconderse de vergüenza durante siete días. Que sea pues excluida del campamento por siete días, después de lo cual se reintegrará". (Números 12, 14)

  • «Hoy he quitado de encima de ustedes la vergüenza de Egipto.» Por eso aquel lugar se llama Guilgal hasta el día de hoy. (Josué 5, 9)

  • Saúl se enojó con Jonatán y le dijo: «¡Hijo de mujer perdida! ¿Acaso no sé yo que prefieres al hijo de Jesé para confusión tuya y vergüenza de tu perdida madre? (1 Samuel 20, 30)

  • Joab entró a la casa del rey y le dijo: «Hoy llenas de vergüenza a todos los que lucharon por ti, salvando tu vida y la de toda tu familia. (2 Samuel 19, 6)

  • Ellos lo consultaron así de parte de Ezequías: «Este es un día de angustia, de castigo y de vergüenza. Los hijos están para nacer, y falta la fuerza para darlos a luz. (2 Reyes 19, 3)

  • Y Yavé envió un ángel que exterminó a todos los mejores guerreros de su ejército, a los príncipes y a los jefes que había en el campamento del rey de Asur. Este volvió a su tierra con gran vergüenza y al entrar a la casa de su dios, allí mismo, sus propios hijos lo mataron a espada. (2 Crónicas 32, 21)

  • Me hubiera dado vergüenza pedir al rey tropas y gentes de a caballo para protegernos del enemigo en el camino; por el contrario, habíamos dicho al rey: «La mano de nuestro Dios está, para bien, con todos los que lo buscan; y su poder y su enojo sobre todos los que lo abandonan.» (Esdras 8, 22)

  • Dije: «Dios mío, tengo vergüenza y confusión. Dios mío, no me atrevo a levantar a ti mis ojos, porque nuestros pecados se han multiplicado por encima de nuestra cabeza y nuestros crímenes han crecido hasta el cielo. (Esdras 9, 6)

  • Después de oír esto Sara, se sintió tan afligida que quiso ahorcarse. Sin embargo, pensó: «Soy hija única de mi padre. Si se me ocurriera hacer tal cosa, ¡qué vergüenza para él! Por culpa mía su vejez acabaría llena de tristeza.» (Tobías 3, 10)


“Deus quer que as suas misérias sejam o trono da Sua misericórdia.” São Padre Pio de Pietrelcina