Löydetty 26225 Tulokset: Él

  • Entonces yo caí a sus pies para adorarlo, pero él me advirtió: «¡Cuidado! No lo hagas, porque yo soy tu compañero de servicio y el de tus hermanos que poseen el testimonio de Jesús. El testimonio de Jesús es el espíritu profético. ¡Es a Dios a quien debes adorar!». (Apocalipsis 19, 10)

  • Luego vi el cielo abierto y apareció un caballo blanco. Su Jinete se llama «Fiel» y «Veraz»; él juzga y combate con justicia. (Apocalipsis 19, 11)

  • Sus ojos son como una llama ardiente y su cabeza está cubierta de numerosas diademas. Lleva escrito un nombre que solamente él conoce (Apocalipsis 19, 12)

  • Lo siguen los ejércitos celestiales, vestidos con lino fino de blancura inmaculada y montados en caballos blancos. (Apocalipsis 19, 14)

  • De su boca sale una espada afilada, para herir a los pueblos paganos. Él los regirá con un cetro de hierro y pisará los racimos en la cuba de la ardiente ira del Dios todopoderoso. (Apocalipsis 19, 15)

  • Después vi a un Ángel que estaba de pie sobre el sol y gritaba con gran fuerza a todas las aves que volaban en el cielo: «Vengan a reunirse para el gran festín de Dios, (Apocalipsis 19, 17)

  • En seguida vi a la Bestia y a los reyes de la tierra, con sus ejércitos preparados para combatir contra el Jinete y su ejército. (Apocalipsis 19, 19)

  • Pero la Bestia fue capturada, junto con el falso profeta -aquel que realizaba prodigios delante de la otra Bestia, y así logró seducir a los que llevaban la marca de la Bestia y adoraban su imagen- y ambos fueron arrojados vivos al estanque de azufre ardiente. (Apocalipsis 19, 20)

  • Todos los demás fueron exterminados por la espada que salía de la boca del Jinete, y las aves se saciaron con sus despojos. (Apocalipsis 19, 21)

  • Luego vi que un Ángel descendía del cielo, llevando en su mano la llave del Abismo y una enorme cadena. (Apocalipsis 20, 1)

  • Él capturó al Dragón, la antigua Serpiente -que es el Diablo o Satanás- y lo encadenó por mil años. (Apocalipsis 20, 2)

  • Después lo arrojó al Abismo, lo cerró con llave y lo selló, para que el Dragón no pudiera seducir a los pueblos paganos hasta que se cumplieran los mil años. Transcurridos esos mil años, será soltado por un breve tiempo. (Apocalipsis 20, 3)


“É necessário manter o coração aberto para o Céu e aguardar, de lá, o celeste orvalho.” São Padre Pio de Pietrelcina