Löydetty 27 Tulokset: Busquen

  • ¡Recurran al Señor y a su poder, busquen constantemente su rostro; (I Crónicas 16, 11)

  • Por eso, no entreguen sus hijas a los hijos de ellos ni casen a sus hijos con las hijas de esa gente. No busquen nunca su paz ni su bienestar. Así ustedes llegarán a ser fuertes, comerán los mejores frutos de la tierra, y la dejarán en herencia a sus hijos para siempre’. (Esdras 9, 12)

  • Mi corazón sabe que dijiste: "Busquen mi rostro". Yo busco tu rostro, Señor, (Salmos 27, 8)

  • Cúbreles el rostro de ignominia, para que busquen tu Nombre, Señor. (Salmos 83, 17)

  • ¡Recurran al Señor y a su poder, busquen constantemente su rostro; (Salmos 105, 4)

  • No busquen la muerte viviendo extraviadamente, ni se atraigan la ruina con las obras de sus manos. (Sabiduría 1, 12)

  • aprendan a hacer el bien! ¡Busquen el derecho, socorran al oprimido, hagan justicia al huérfano, defiendan a la viuda! (Isaías 1, 17)

  • ¡Busquen al Señor mientras se deja encontrar, llámenlo mientras está cerca! (Isaías 55, 6)

  • ¡Levanten una señal hacia el lado de Sión, busquen un refugio, no se detengan! Porque yo hago venir del Norte una desgracia y una gran calamidad. (Jeremías 4, 6)

  • Recorran las calles de Jerusalén, miren e infórmense bien; busquen por sus plazas a ver si encuentran un hombre, si hay alguien que practique el derecho, que busque la verdad, y yo perdonaré a la ciudad. (Jeremías 5, 1)

  • ¡Busquen un refugio, benjaminitas, fuera de Jerusalén! ¡Toquen la trompeta en Técoa, levanten una señal en Bet Haquérem! Porque desde el Norte amenaza una desgracia y un gran desastre. (Jeremías 6, 1)

  • Busquen la prosperidad del país adonde yo los he deportado, y rueguen al Señor en favor de él, porque de su prosperidad depende la prosperidad de ustedes. (Jeremías 29, 7)


“Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina