Löydetty 19 Tulokset: Nabot

  • Después de esto, sucedió lo siguiente: Nabot, el izreelita, tenía una viña en Izreel, al lado del palacio de Ajab, rey de Samaría. (I Reyes 21, 1)

  • Ajab dijo a Nabot: "Dame tu viña para hacerme una huerta, ya que está justo al lado de mi casa. Yo te daré a cambio una viña mejor o, si prefieres, te pagaré su valor en dinero". (I Reyes 21, 2)

  • Pero Nabot respondió a Ajab: "¡El Señor me libre de cederte la herencia de mis padres!". (I Reyes 21, 3)

  • Ajab se fue a su casa malhumorado y muy irritado por lo que le había dicho Nabot, el izreelita: "No te daré la herencia de mis padres". Se tiró en su lecho, dio vuelta la cara y no quiso probar bocado. (I Reyes 21, 4)

  • Él le dijo: "Porque le hablé a Nabot, el izreelita, y le propuse: ‘Véndeme tu viña o, si quieres, te daré otra a cambio’. Pero él respondió: ‘No te daré mi viña’". (I Reyes 21, 6)

  • Su esposa Jezabel le dijo: "¿Así ejerces tú la realeza sobre Israel? ¡Levántate, come y alégrate! ¡Yo te daré la viña de Nabot, el izreelita!". (I Reyes 21, 7)

  • En seguida escribió una carta en nombre de Ajab, la selló con el sello del rey y la envió a los ancianos y a los notables de la ciudad, conciudadanos de Nabot. (I Reyes 21, 8)

  • En esa carta escribió: "Proclamen un ayuno y en la asamblea del pueblo hagan sentar a Nabot en primera fila. (I Reyes 21, 9)

  • Los hombres de la ciudad, los ancianos y notables, conciudadanos de Nabot, obraron de acuerdo con lo que les había mandado Jezabel, según lo que estaba escrito en la carta que les había enviado. (I Reyes 21, 11)

  • Proclamaron un ayuno e hicieron sentar a Nabot en primera fila. (I Reyes 21, 12)

  • En seguida llegaron dos malvados que se le sentaron enfrente y atestiguaron contra él diciendo: "Nabot ha maldecido a Dios y al rey". Entonces lo sacaron fuera de la ciudad y lo mataron a pedradas. (I Reyes 21, 13)

  • Y mandaron decir a Jezabel: "Nabot fue apedreado y murió". (I Reyes 21, 14)


“As almas não são oferecidas como dom; compram-se. Vós ignorais quanto custaram a Jesus. É sempre com a mesma moeda que é preciso pagá-las”. São Padre Pio de Pietrelcina