Löydetty 33 Tulokset: Pide

  • Pero Dios le dijo: "No te aflijas por el niño y por tu esclava. Concédele a Sara lo que ella te pide, porque de Isaac nacerá la descendencia que llevará tu nombre. (Génesis 21, 12)

  • Rubén les respondió: "¿Acaso no les advertí que no cometieran ese delito contra el muchacho? Pero ustedes no quisieron hacer caso, y ahora se nos pide cuenta de su sangre". (Génesis 42, 22)

  • Si alguien pide prestado un animal, y este sufre una fractura o muere en ausencia de su dueño, el que lo recibió en préstamo deberá indemnizar. (Exodo 22, 13)

  • Y ahora, Israel, esto es lo único que te pide el Señor, tu Dios: que lo temas y sigas todos sus caminos, que ames y sirvas al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, (Deuteronomio 10, 12)

  • Entonces ella dijo: "Tengo que hacerte un pequeño pedido; no me lo niegues". El rey respondió: "Pide, madre mía, porque no te lo voy a negar". (I Reyes 2, 20)

  • Pero el rey Salomón replicó a su madre, diciendo: "¿Por qué pides para Adonías a la sunamita Abisag? ¡Pide más bien para él la realeza, ya que es mi hermano mayor! ¡Sí, para él, para el sacerdote Ebiatar y para Joab, hijo de Sarvia!". (I Reyes 2, 22)

  • Cuando cruzaban, Elías dijo a Eliseo: "Pide lo que quieres que haga por ti antes de que sea separado de tu lado". Eliseo respondió: "¡Ah, si pudiera recibir las dos terceras partes de tu espíritu!". (II Reyes 2, 9)

  • Eliseo le dijo: "Ve y pide prestados a todos tus vecinos unos recipientes vacíos; cuántos más sean, mejor. (II Reyes 4, 3)

  • Pide consejo a las personas sensatas y no desprecies un buen consejo. (Tobías 4, 18)

  • Se grita bajo el peso de la opresión, se pide auxilio contra el brazo de los poderosos. (Job 35, 9)

  • Porque él pide cuenta de la sangre, se acuerda de los pobres y no olvida su clamor. (Salmos 9, 13)

  • El impío pide prestado y no devuelve, el justo, en cambio, da con generosidad; (Salmos 37, 21)


“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina