Löydetty 302 Tulokset: Puerta

  • Entonces ella subió, lo acostó en la cama del hombre de Dios, cerró la puerta y salió. (II Reyes 4, 21)

  • Naamán llegó entonces con sus caballos y su carruaje, y se detuvo a la puerta de la casa de Eliseo. (II Reyes 5, 9)

  • Eliseo estaba sentado en su casa, y los ancianos estaban sentados con él. El rey le envió a uno de sus hombres; pero antes que llegara el mensajero, Eliseo dijo a los ancianos: "¿Han visto que este hijo de asesino envía a un hombre a cortarme la cabeza? Estén atentos, y cuando llegue el mensajero, empújenlo con la puerta y atránquenla bien. ¿Acaso no se oyen los pasos de su señor que viene detrás de él?". (II Reyes 6, 32)

  • Eliseo dijo entonces: "Escuchen la palabra del Señor: Así habla el Señor: Mañana, a esta misma hora, se venderá un balde de harina de la mejor calidad por un siclo, y dos baldes de cebada por el mismo precio, en la Puerta de Samaría". (II Reyes 7, 1)

  • Había cuatro hombres leprosos que se encontraban a la entrada de la Puerta y se decían unos a otros: "¿Por qué nos quedamos aquí a esperar la muerte? (II Reyes 7, 3)

  • El rey había puesto a vigilar la Puerta al escudero en cuyo brazo se apoyaba. Pero el pueblo lo aplastó contra la Puerta, y él murió, conforme a lo que había dicho el hombre de Dios cuando el rey había bajado a encontrarse con él. (II Reyes 7, 17)

  • En efecto, cuando el hombre de Dios había dicho al rey: "Mañana, a esta misma hora, se venderá un balde de harina de la mejor calidad por un siclo, y dos baldes de cebada por el mismo precio, en la Puerta de Samaría", (II Reyes 7, 18)

  • Y esto fue lo que le sucedió: el pueblo lo aplastó contra la Puerta, y él murió. (II Reyes 7, 20)

  • Toma entonces el frasco de aceite, derrámalo sobre su cabeza y di: Así habla el Señor: Yo te he ungido rey de Israel. Después, abre la puerta y escapa sin detenerte". (II Reyes 9, 3)

  • En cuanto a Jezabel, los perros la devorarán en la parcela de Izreel, y nadie la sepultará". En seguida abrió la puerta y escapó. (II Reyes 9, 10)

  • En el momento en que Jehú franqueaba la puerta de la ciudad, ella le dijo: "¿Cómo te va, Zimrí, asesino de su señor?". (II Reyes 9, 31)

  • Un mensajero fue entonces a informar a Jehú: "Han traído las cabezas de los hijos del rey". Él ordenó: "Expónganlas en dos montones a la entrada de la Puerta, hasta la mañana". (II Reyes 10, 8)


“Todas as pessoas que escolhem a melhor parte (viver em Cristo) devem passar pelas dores de Cristo; algumas mais, algumas menos…” São Padre Pio de Pietrelcina