Löydetty 197 Tulokset: derecho

  • Que el derecho corra como el agua, y la justicia como un torrente inagotable. (Amós 5, 24)

  • ¿Acaso galopan los caballos por las rocas o se ara con bueyes en el mar? Pero ustedes convierten el derecho en veneno y el fruto de la justicia en ajenjo. (Amós 6, 12)

  • Después dije: ¡Escuchen, jefes de Jacob y magistrados de la casa de Israel! ¿No les corresponde a ustedes conocer el derecho, (Miqueas 3, 1)

  • ¡Escuchen esto, jefes de la casa de Jacob y magistrados del pueblo de Israel, ustedes, que abominan la justicia y tergiversan el derecho, (Miqueas 3, 9)

  • Por eso la Ley no tiene vigencia y el derecho no aparece jamás: ¡sí, el impío asedia al justo, por eso sale a luz un derecho falseado! (Habacuc 1, 4)

  • ¡Es aterrador y temible: en él solo se funda su derecho y preeminencia! (Habacuc 1, 7)

  • ¡Pobre del pastor inútil que abandona el rebaño! ¡La espada caiga sobre su brazo y sobre su ojo derecho! ¡Que su brazo se seque por completo y que su ojo derecho se apague totalmente! (Zacarías 11, 17)

  • Yo me acercaré a ustedes para el juicio y atestiguaré decididamente contra los adivinos, los adúlteros y los perjuros, contra los que oprimen al asalariado, a la viuda y al huérfano, contra los que violan el derecho del extranjero, y no temen, dice el Señor de los ejércitos. (Malaquías 3, 5)

  • Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena. (Mateo 5, 29)

  • ¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?". (Mateo 20, 15)

  • Nos embarcamos en Tróade y fuimos derecho a Samotracia, y al día siguiente a Neápolis. (Hechos 16, 11)

  • Después de separarnos de ellos, nos embarcamos y fuimos derecho a Cos; al día siguiente, llegamos a Rodas y de allí pasamos a Pátara. (Hechos 21, 1)


“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina