Löydetty 299 Tulokset: hija

  • Abrám y Najor se casaron. La esposa de Abrám se llamaba Sarai, y la de Najor, Milcá. Esta era hija de Harán, el padre de Milcá y de Iscá. (Génesis 11, 29)

  • Por otra parte, ella es realmente mi hermana, hija de mi padre aunque no de mi madre, y se ha casado conmigo. (Génesis 20, 12)

  • Aún no había terminado de hablar, cuando Rebeca, la hija de Betuel -el cual era a su vez hijo de Milcá, la esposa de Najor, el hermano de Abraham- apareció con un cántaro sobre el hombro. (Génesis 24, 15)

  • Después le preguntó: "¿De quién eres hija? ¿Y hay lugar en la casa de tu padre para que podamos pasar la noche?". (Génesis 24, 23)

  • Ella respondió: "Soy la hija de Betuel, el hijo que Milcá dio a Najor". (Génesis 24, 24)

  • Después le pregunté: ‘¿De quién eres hija?’. ‘Soy hija de Betuel, el hijo que Milcá dio a Najor’, respondió ella. Yo le puse el anillo en la nariz y las pulseras en los brazos, (Génesis 24, 47)

  • y postrándome, adoré y bendije al Señor, el Dios de Abraham, que me guió por el buen camino, para que pudiera llevar al hijo de mi patrón una hija de su pariente. (Génesis 24, 48)

  • el cual, a los cuarenta años, se casó con Rebeca, hija de Betuel, el arameo de Padán Arám, y hermana de Labán, el arameo. (Génesis 25, 20)

  • Cuando Esaú cumplió cuarenta años, se casó con Judit, hija de Beerí, el hitita, y con Basmat, hija de Elón, el hitita. (Génesis 26, 34)

  • Por eso acudió a Ismael, el hijo de Abraham, y tomó por esposa -además de las que ya tenía- a Majalat, hija de Ismael y hermana de Nebaiot. (Génesis 28, 9)

  • Él volvió a preguntarles: "¿Se encuentra bien?". "Muy bien", le respondieron. "Precisamente, ahí viene su hija Raquel con el rebaño". (Génesis 29, 6)

  • Apenas Jacob vio a Raquel, la hija de su tío Labán, que traía el rebaño, se adelantó, hizo rodar la piedra que cubría la boca del pozo, y dio de beber a las ovejas de su tío. (Génesis 29, 10)


“Não desperdice suas energias em coisas que geram preocupação, perturbação e ansiedade. Uma coisa somente é necessária: elevar o espírito e amar a Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina