Löydetty 142 Tulokset: treinta
pero ella deberá continuar purificándose de su sangre durante treinta y tres días más. No tocará ningún objeto consagrado ni irá al Santuario, antes de concluir el tiempo de su purificación. (Levítico 12, 4)
y si es una mujer, la suma será de treinta siclos. (Levítico 27, 4)
Registra a todos los que puedan entrar en servicio, para ejercer funciones en la Carpa del Encuentro, es decir, a los que tengan entre treinta y cincuenta años. (Números 4, 3)
Registra a todos los que puedan entrar en servicio para ejercer funciones en la Carpa del Encuentro, es decir, a los que tengan entre treinta y cincuenta años. (Números 4, 23)
a todos los que puedan entrar en servicio para ejercer funciones en la Carpa del Encuentro, es decir, a los que tengan entre treinta y cincuenta años. (Números 4, 30)
registrando a todos los que podían entrar en servicio para ejercer funciones en la Carpa del Encuentro, es decir, a los que tenían entre treinta y cincuenta años. (Números 4, 35)
todos los que podían entrar en servicio para ejercer funciones en la Carpa del Encuentro, es decir, los que tenían entre treinta y cincuenta años, (Números 4, 39)
todos los que podían entrar en servicio para ejercer funciones en la Carpa del Encuentro, es decir, los que tenían entre treinta y cincuenta años, (Números 4, 43)
-los que debían prestar servicios en el culto y el traslado de la Carpa del Encuentro, es decir, los que tenían entre treinta y cincuenta años- (Números 4, 47)
Su ofrenda consistió en una fuente de plata, que pesaba ciento treinta siclos, y en un tazón de plata, de setenta siclos -en siclos del Santuario- ambos recipientes llenos de harina de la mejor calidad, amasada con aceite, para una oblación; (Números 7, 13)
Él presentó como ofrenda una fuente de plata, que pesaba ciento treinta siclos, y un tazón de plata, de setenta siclos -en siclos del Santuario- ambos recipientes llenos de harina de la mejor calidad, amasada con aceite, para una oblación; (Números 7, 19)
Él presentó como ofrenda una fuente de plata, que pesaba ciento treinta siclos, y un tazón de plata, de setenta siclos -en siclos del Santuario- ambos recipientes llenos de harina de la mejor calidad, amasada con aceite, para una oblación; (Números 7, 25)