Löydetty 483 Tulokset: Años

  • Luego, al cabo de catorce años, subí nuevamente a Jerusalén con Bernabé, llevando conmigo también a Tito. (Gálatas 2, 1)

  • Y digo yo: Un testamento ya hecho por Dios en debida forma, no puede ser anulado por la ley, que llega 430 años más tarde, de tal modo que la promesa quede anulada. (Gálatas 3, 17)

  • Andáis observando los días, los meses, las estaciones, los años. (Gálatas 4, 10)

  • Que la viuda que sea inscrita en el catálogo de las viudas no tenga menos de sesenta años, haya estado casada una sola vez, (I Timoteo 5, 9)

  • como un manto los enrollarás, como un vestido, y serán cambiados. Pero tú eres el mismo y tus años no tendrán fin. (Hebreos 1, 12)

  • durante cuarenta años. Por eso me irrité contra esa generación y dije: Andan siempre errados en su corazón; no conocieron mis caminos. (Hebreos 3, 10)

  • Y ¿contra quiénes se irritó durante cuarenta años? ¿No fue acaso contra los que pecaron, cuyos cadáveres cayeron en el desierto? (Hebreos 3, 17)

  • Elías era un hombre de igual condición que nosotros; oró insistentemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses. (Santiago 5, 17)

  • Mas una cosa no podéis ignorar, queridos: que ante el Señor un día es como mil años y, mil años, como un día. (II Pedro 3, 8)

  • Dominó al Dragon, la Serpiente antigua - que es el Diablo y Satanás - y lo encadenó por mil años. (Apocalipsis 20, 2)

  • Lo arrojó al Abismo, lo encerró y puso encima los sellos, para que no seduzca más a las naciones hasta que se cumplan los mil años. Después tiene que ser soltado por poco tiempo. (Apocalipsis 20, 3)

  • Luego vi unos tronos, y se sentaron en ellos, y se les dio el poder de juzgar; vi también las almas de los que fueron decapitados por el testimonio de Jesús y la Palabra de Dios, y a todos los que no adoraron a la Bestia ni a su imagen, y no aceptaron la marca en su frente o en su mano; revivieron y reinaron con Cristo mil años. (Apocalipsis 20, 4)


“Que Jesus reine sempre soberano no seu coração e o faça cada vez mais digno de seus divinos dons.” São Padre Pio de Pietrelcina