Löydetty 247 Tulokset: pies

  • Con los pies será hollada la corona de arrogancia, los borrachos de Efraím, (Isaías 28, 3)

  • Yo he cavado y bebido en extranjeras aguas. Secaré bajo la planta de mis pies, todos los Nilos del Egipto." (Isaías 37, 25)

  • les persigue, pasa incólume, el sendero con sus pies no toca. (Isaías 41, 3)

  • Reyes serán tus tutores, y sus princesas, nodrizas tuyas. Rostro en tierra se postrarán ante ti, y el polvo de tus pies lamerán. Y sabrás que yo soy Yahveh; no se avergonzarán los que en mí esperan. (Isaías 49, 23)

  • ¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae buenas nuevas, que anuncia salvación, que dice a Sión: «Ya reina tu Dios!» (Isaías 52, 7)

  • Sus pies corren al mal y se apresuran a verter sangre inocente. Sus proyectos son proyectos inicuos, destrucción y quebranto en sus caminos. (Isaías 59, 7)

  • La gloria del Líbano vendrá a ti, el ciprés, el olmo y el boj a una, a embellecer mi Lugar Santo y honrar el lugar donde mis pies reposan. (Isaías 60, 13)

  • Acudirán a ti encorvados los hijos de los que te humillaban, se postrarán a tus pies todos los que te menospreciaban, y te llamarán la Ciudad de Yahveh, la Sión del Santo de Israel. (Isaías 60, 14)

  • Así dice Yahveh: Los cielos son mi trono y la tierra el estrado de mis pies, Pues ¿qué casa vais a edificarme, o qué lugar para mi reposo, (Isaías 66, 1)

  • Dad gloria a vuestro Dios Yahveh antes que haga oscurecer, y antes que se os vayan los pies sobre la sierra oscura, y esperéis la luz, y él la haya convertido en negrura, la haya trocado en tiniebla densa. (Jeremías 13, 16)

  • Así dice Yahveh de este pueblo: ¡Cómo les gusta vagabundear!, no contienen sus pies. Pero Yahveh no se complace en ellos: ahora se va a acordar de su culpa y a castigar su pecado. (Jeremías 14, 10)

  • Oigase griterío en sus casas, cuando traigas sobre ellos pillaje repentino. Porque han cavado una hoya para prenderme, y trampas han escondido para mis pies. (Jeremías 18, 22)


“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina