Löydetty 21 Tulokset: Amnón

  • A David le nacieron hijos en Hebrón. Su primogénito fue Amnón, nacido de Ajinoán de Yezrael; (II Samuel 3, 2)

  • Absalón, hijo de David, tenía una hermana que era muy bella. Se llamaba Tamar. Amnón, hijo de David, se enamoró de ella. (II Samuel 13, 1)

  • Amnón andaba atormentado, hasta sentirse enfermo, por su hermana Tamar; pues siendo ella virgen, le resultaba difícil hacerle nada a ella. (II Samuel 13, 2)

  • Amnón tenía un amigo que se llamaba Yonadab, hijo de Simá, hermano de David. Yonadab era un hombre muy hábil. (II Samuel 13, 3)

  • Y le dijo: "¿Por qué estás cada día más macilento, hijo del rey? ¿No quieres explicármelo?". Amnón le respondió: "Es que estoy enamorado de Tamar, la hermana de mi hermano Absalón". (II Samuel 13, 4)

  • Amnón se acostó y se fingió enfermo. El rey vino a visitarle, y le dijo: "Que venga, por favor, mi hermana Tamar; que prepare dos tortas delante de mí, y yo las tomaré de su mano". (II Samuel 13, 6)

  • David mandó a decir a Tamar: "Vete, por favor, a casa de tu hermano Amnón y prepárale algo de comer". (II Samuel 13, 7)

  • Tamar fue a casa de su hermano Amnón. Él estaba acostado. Ella tomó harina, la amasó, preparó las tortas delante de él y las frió. (II Samuel 13, 8)

  • Amnón dijo a Tamar: "Trae el plato a la alcoba para que yo coma de tu mano". Tamar tomó las tortas que había preparado y se las llevó a su hermano Amnón, a la alcoba. (II Samuel 13, 10)

  • Su hermano Absalón le dijo: "¿Ha estado contigo tu hermano Amnón? Por el momento, hermana mía, guarda silencio; es tu hermano. No tomes a pecho este asunto". Tamar se quedó, desolada, en casa de su hermano Absalón. (II Samuel 13, 20)

  • Cuando el rey David lo supo, montó en cólera; pero no quiso contristar a su hijo Amnón, a quien amaba por ser su primogénito. (II Samuel 13, 21)

  • Absalón no dirigió la palabra a Amnón, ni para bien ni para mal, pues lo odiaba por haber violado a su hermana Tamar. (II Samuel 13, 22)


“Deve-se caminhar em nuvens cada vez que se termina uma confissão!” São Padre Pio de Pietrelcina