Löydetty 44 Tulokset: Aspecto

  • Después de habérselas tragado no se conocía que se las hubieran tragado, porque su aspecto era tan raquítico como antes. Entonces me desperté. (Génesis 41, 21)

  • Si, después de lavado, el sacerdote ve que la mancha no ha cambiado de aspecto, aunque no se haya extendido más, el objeto es impuro; será echado al fuego, porque está infectado por el derecho y por el revés. (Levítico 13, 55)

  • gente de aspecto feroz, que no tendrá miramientos con el anciano, ni piedad con el niño. (Deuteronomio 28, 50)

  • La mujer fue a contárselo a su marido: "Me ha venido a ver un hombre de Dios; tenía el aspecto de un ángel de Dios, lleno de majestad. No le pregunté de dónde era ni él me dijo su nombre. (Jueces 13, 6)

  • El Señor dijo a Samuel: "No consideres su aspecto ni su alta estatura, porque yo lo he descartado. El hombre no ve lo que Dios ve; el hombre ve las apariencias, y Dios ve el corazón". (I Samuel 16, 7)

  • Jesé mandó a buscarle. Era rubio, de buen aspecto y de buena presencia. Y el Señor dijo: "Levántate y úngele, porque es éste". (I Samuel 16, 12)

  • Saúl le preguntó: "¿Qué aspecto tiene?". Ella respondió: "Es un anciano que sube envuelto en un manto". Saúl comprendió que era Samuel, inclinándose rostro en tierra se prosternó. (I Samuel 28, 14)

  • Tu siervo Joab ha obrado de este modo para dar otro aspecto al asunto. Pero mi señor es sabio con la sabiduría del ángel de Dios, y sabe cuanto pasa en la tierra". (II Samuel 14, 20)

  • Su padre no le había reprendido en su vida, ni le había pedido cuentas de lo que hacía. Era de aspecto muy gallardo, y había nacido después de Absalón. (I Reyes 1, 6)

  • Les preguntó: "¿Qué aspecto tenía el hombre que os ha salido al encuentro y os ha dicho estas cosas?". (II Reyes 1, 7)

  • Era muy bella y de aspecto encantador. Su marido, Manasés, le había dejado muchas riquezas, criados y criadas, ganados y campos, y ella los administraba. (Judit 8, 7)

  • Pasadas todas las puertas, se encontró ante el rey. Estaba sentado en su trono, revestido de todos los ornamentos solemnes, resplandeciente de oro y pedrerías. Su aspecto era imponente. (Ester 15, 9)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina