Löydetty 245 Tulokset: José

  • Cuando José entró en la casa, le ofrecieron el regalo que tenían consigo y se postraron en tierra. (Génesis 43, 26)

  • José alzó los ojos y vio a Benjamín, su hermano materno, y preguntó: "¿Es éste vuestro hermano menor, del que me hablasteis?". Y a él le dijo: "Dios te guarde, hijo mío". (Génesis 43, 29)

  • José salió apresuradamente porque estaba muy emocionado a la vista de su hermano y se le saltaban las lágrimas. Entró en su habitación y se puso a llorar. (Génesis 43, 30)

  • Sirvieron a José aparte, aparte a sus hermanos y aparte también a los egipcios que comían con él, porque los egipcios no pueden comer con los hebreos, por ser cosa prohibida para ellos. (Génesis 43, 32)

  • Les sentaron frente a José, cada uno en su puesto, del mayor al menor, y se miraban asombrados unos a otros. (Génesis 43, 33)

  • José ordenó a su mayordomo: "Llena de víveres los sacos de estos hombres hasta arriba y pon el dinero de cada uno en la boca del saco. (Génesis 44, 1)

  • Apenas habían salido de la ciudad, de la que no estaban lejos, cuando José dijo a su mayordomo: "Levántate, sigue a esos hombres, dales alcance y diles: ¿Por qué habéis devuelto mal por bien? (Génesis 44, 4)

  • Cuando Judá y sus hermanos llegaron a la casa de José, éste estaba todavía allí. Ellos se postraron ante él, (Génesis 44, 14)

  • y José les preguntó: "¿Qué es lo que habéis hecho? ¿No sabíais que un hombre como yo sabe adivinar?". (Génesis 44, 15)

  • José no podía ya contenerse delante de todos los presentes y gritó: "Salid todos de mi presencia". Y no quedó nadie con él cuando se dio a conocer a sus hermanos. (Génesis 45, 1)

  • José dijo a sus hermanos: "Yo soy José. ¿Vive todavía mi padre?". Sus hermanos no pudieron responderle, de tan asustados que estaban ante él. (Génesis 45, 3)

  • Entonces él les dijo: "Acercaos a mí". Y ellos se acercaron. Él dijo: "Yo soy José, vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. (Génesis 45, 4)


“Não há nada mais inaceitável do que uma mulher caprichosa, frívola e arrogante, especialmente se é casada. Uma esposa cristã deve ser uma mulher de profunda piedade em relação a Deus, um anjo de paz na família, digna e agradável em relação ao próximo.” São Padre Pio de Pietrelcina