Löydetty 33 Tulokset: Judit

  • Esaú, a la edad de cuarenta años, se casó con Judit, hija del hitita Beeri, y con Basmat, hija del hitita Elón. (Génesis 26, 34)

  • Todo esto lo supo Judit, hija de Merarí, hijo de Ox, de José, de Oziel, de Jelcías, de Ananías, de Gedeón, de Rafaín, de Ajitob, de Elías, de Jilquías, de Eliab, de Natanael, de Salamiel, de Sarasaday, de Israel. (Judit 8, 1)

  • Judit, viuda hacía tres años y cuatro meses, (Judit 8, 4)

  • Judit se enteró de las duras palabras que el pueblo había dicho contra el jefe por la falta de agua. Supo también lo que había dicho Ozías y cómo había jurado entregar la ciudad a los asirios después de cinco días. (Judit 8, 9)

  • Judit le respondió: "¡Escuchadme! Voy a realizar una hazaña que se transmitirá de generación en generación a los hijos de nuestra raza. (Judit 8, 32)

  • Judit se postró con el rostro en tierra, echó ceniza sobre su cabeza y dejó al descubierto el áspero sayal que llevaba. Era precisamente la hora en que se ofrecía en Jerusalén el incienso de la tarde en el templo de Dios, cuando clamó al Señor así: (Judit 9, 1)

  • Cumplida la orden, Judit salió con su doncella. Los de la ciudad la seguían con la mirada mientras bajaba la montaña hasta pasar el valle; después la perdieron de vista. (Judit 10, 10)

  • que detuvieron a Judit y le preguntaron: "¿De quién eres? ¿De dónde vienes y adónde vas?". Ella respondió: "Soy una hebrea que huye de los hebreos, porque están a punto de caer en vuestras manos. (Judit 10, 12)

  • Cuando Judit se presentó ante él y sus ayudantes, todos se quedaron maravillados de la belleza de su rostro. Ella se postró en tierra, pero los ayudantes la levantaron. (Judit 10, 23)

  • Judit respondió: "Dígnate escuchar las palabras de tu sierva para que pueda hablar con libertad ante tu presencia, pues ninguna mentira diré a mi señor esta noche. (Judit 11, 5)

  • Pero Judit le dijo: "No puedo comer esos manjares para no caer en culpa; yo he traído mi propia comida". (Judit 12, 2)

  • Judit respondió: "Por tu vida, señor mío, que no habré terminado mis provisiones antes que el Señor haya realizado por mi mano sus designios". (Judit 12, 4)


“Pode-se manter a paz de espírito mesmo no meio das tempestades da vida”. São Padre Pio de Pietrelcina