Löydetty 50 Tulokset: Sirios

  • Los sirios de Damasco fueron a socorrer a Hadadézer, rey de Sobá, y David mató a veintidós mil sirios. (II Samuel 8, 5)

  • David puso guarniciones en Siria de Damasco, y los sirios le quedaron sometidos y le pagaron tributo. El Señor daba la victoria a David por dondequiera que iba. (II Samuel 8, 6)

  • Los amonitas se dieron cuenta de que se habían hecho odiosos a David, y enviaron mensajeros para contratar como mercenarios a los sirios de Bet Rejob y de Sobá, veinte mil soldados de infantería, del rey de Maacá, mil hombres, y de Tob, doce mil. (II Samuel 10, 6)

  • Los amonitas salieron y se pusieron en orden de batalla a la entrada de la ciudad, mientras que los sirios de Sobá y de Rejob y los hombres de Tob y de Maacá estaban en el campo. (II Samuel 10, 8)

  • Joab, viendo que tenía dos frentes, uno delante y otro detrás, seleccionó a la flor y nata del ejército de Israel y lo puso en orden de batalla frente a los sirios; (II Samuel 10, 9)

  • Y dijo: "Si los sirios me ganan a mí, tú vendrás en mi ayuda; y si los amonitas te ganan a ti, yo iré en tu ayuda. (II Samuel 10, 11)

  • Joab con su ejército se lanzó al ataque contra los sirios y éstos huyeron ante él. (II Samuel 10, 13)

  • Los amonitas, al ver huir a los sirios, se dieron también a la fuga ante Abisay y entraron en la ciudad. Entonces Joab volvió de la guerra contra los amonitas y entró en Jerusalén. (II Samuel 10, 14)

  • Los sirios, viendo que habían sido derrotados por Israel, concentraron sus fuerzas. (II Samuel 10, 15)

  • Hadadézer mandó buscar a los sirios del otro lado del Éufrates, y éstos vinieron a Jelán, mandados por Sobac, jefe del ejército de Hadadézer. (II Samuel 10, 16)

  • David, al saberlo, reunió a todo Israel, pasó el Jordán y llegó a Jelán. Los sirios, puestos en orden de batalla, salieron al encuentro de David y lucharon con él. (II Samuel 10, 17)

  • Pero los sirios huyeron ante Israel, y David les mató setecientos caballos de tiro y cuarenta mil hombres; hirió también a Sobac, jefe del ejército, que murió allí mismo. (II Samuel 10, 18)


Uma filha espiritual perguntou a Padre Pio: “O Senhor cura tantas pessoas, por que não cura esta sua filha espiritual?” Padre Pio respondeu-lhe em voz baixa: “E não nos oferecemos a Deus?” São Padre Pio de Pietrelcina