Löydetty 23 Tulokset: Yabés

  • Entonces se preguntaron: "¿Hay alguno de entre las tribus de Israel que no haya subido a Mispá ante el Señor?". Y resultó que ninguno de Yabés de Galaad había venido al campamento, a la asamblea. (Jueces 21, 8)

  • El pueblo había sido contado y, en efecto, no había ninguno de Yabés de Galaad. (Jueces 21, 9)

  • Entonces la asamblea envió doce mil hombres de los más valientes con esta orden: "Id y pasad a espada a todos los habitantes de Yabés de Galaad, a las mujeres y a los niños. (Jueces 21, 10)

  • Los de Benjamín regresaron, y los israelitas les dieron por mujeres las que habían quedado con vida en Yabés de Galaad; pero no había bastantes para todos. (Jueces 21, 14)

  • Un mes después, Najás, el amonita, fue a atacar a Yabés Galaad. Todas las gentes de Yabés le dijeron: "Haz un pacto con nosotros y estaremos sometidos a ti". (I Samuel 11, 1)

  • Los ancianos de Yabés le dijeron: "Danos una tregua de siete días. Enviaremos mensajeros a todo el territorio de Israel; y si nadie viene a socorrernos, nos rendiremos a ti". (I Samuel 11, 3)

  • En esto, llegó Saúl del campo detrás de los bueyes, y preguntó: "¿Qué pasa? ¿Por qué lloran?". Entonces le contaron lo que decían los hombres de Yabés. (I Samuel 11, 5)

  • Luego dijo a los mensajeros que habían venido: "Anunciad a las gentes de Yabés Galaad que mañana al mediodía les llegará el socorro". Llegaron los mensajeros y se lo anunciaron a las gentes de Yabés, que se llenaron de alegría. (I Samuel 11, 9)

  • Los de Yabés dijeron a Najás: "Mañana nos rendiremos a vosotros y haréis de nosotros lo que os parezca". (I Samuel 11, 10)

  • Cuando los habitantes de Yabés de Galaad supieron lo que los filisteos habían hecho con Saúl, (I Samuel 31, 11)

  • todos los valientes se pusieron en marcha, caminaron toda la noche y quitaron el cadáver de Saúl y de sus hijos de la muralla de Betsán, los llevaron a Yabés y allí los quemaron. (I Samuel 31, 12)

  • Después sepultaron sus restos bajo el terebinto de Yabés y ayunaron durante siete días. (I Samuel 31, 13)


“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina