Löydetty 169 Tulokset: morir

  • Pero si lo ha herido con un objeto de hierro y se sigue la muerte, es homicida, y el homicida debe morir. (Números 35, 16)

  • o si por enemistad lo golpea a puñetazos y se sigue la muerte, el culpable debe morir. Es un homicida, y el vengador de sangre lo matará cuando lo encuentre. (Números 35, 21)

  • No aceptaréis rescate por la vida de un homicida reo de muerte: debe morir. (Números 35, 31)

  • Y os pusisteis a murmurar así en vuestras tiendas: Porque nos odia, el Señor nos ha hecho salir de Egipto, para entregarnos en poder de los amorreos y hacernos morir en sus manos. (Deuteronomio 1, 27)

  • ¿Por qué, pues, morir devorados por ese gran fuego, si seguimos oyendo la voz del Señor, nuestro Dios? (Deuteronomio 5, 25)

  • no sea que digan en la tierra de la que nos has sacado: El Señor no ha sido capaz de llevarlos hasta la tierra que les había prometido. Los ha hecho salir de aquí por odio, para hacerles morir en el desierto. (Deuteronomio 9, 28)

  • El profeta y el soñador deberán morir, pues han predicado la rebelión contra el Señor, vuestro Dios, que os sacó de Egipto y os libertó de la casa de la esclavitud, queriendo apartaros del camino por donde el Señor, tu Dios, os ha mandado ir. Así harás desaparecer el mal de en medio de ti. (Deuteronomio 13, 6)

  • Los testigos pondrán los primeros sus manos sobre el condenado para hacerle morir, y seguirá luego el pueblo. De esta manera extirparás el mal de en medio de ti. (Deuteronomio 17, 7)

  • Es precisamente lo que tú pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb, el día de la asamblea, cuando dijiste: No queremos oír más la voz del Señor, ni ver ese gran fuego para no morir, (Deuteronomio 18, 16)

  • Ésta es la bendición que Moisés, hombre de Dios, pronunció sobre los israelitas antes de morir. (Deuteronomio 33, 1)

  • Yo ya me voy a morir. Reconoced con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma que ninguna de las promesas que el Señor, vuestro Dios, os había hecho, ha caído en el vacío; todas se han cumplido puntualmente; ni una siquiera cayó en el vacío. (Josué 23, 14)

  • desde ahora tampoco yo echaré delante de ellos a ninguna de las naciones que dejó Josué al morir, (Jueces 2, 21)


“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina