15. Entonces dijeron al Faraón: "Aquí está el dedo de Dios". A pesar de esto, el Faraón persistió en su obstinación y no los escuchó, como el Señor lo había predicho.





“Se você fala das próprias virtudes para se exibir ou para vã ostentação perde todo o mérito.” São Padre Pio de Pietrelcina