Génesis, 9

15. me acordaré de mi alianza con ustedes y con todos los seres vivientes, y no volverán a precipitarse las aguas del Diluvio para destruir a los mortales.

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El Capítulo 9 de Génesis describe el pacto de Dios con Noé y sus hijos después de la inundación, incluida la prohibición del asesinato y el establecimiento del arco iris como un signo del pacto. A continuación hay cinco versos relacionados con los temas cubiertos en este capítulo:

Génesis 9:5-6: "Ciertamente le pediré sus cuentas de sangre. Preguntaré a todos los animales y a todo ser humano; le preguntaré la vida de la vida del hombre a su prójimo. Quien derrame la sangre del hombre por el hombre por Hombre, su sangre será derramada; porque a la imagen de Dios era el hombre creado ". Este versículo establece la prohibición del asesinato y la importancia de la vida humana como un reflejo de la imagen de Dios.

Génesis 9:11-13: "Establezco mi pacto contigo: todas las criaturas nunca serán asesinadas por la inundación, ni habrá otra inundación para destruir la tierra. Y Dios dijo: Esta es la señal del pacto que estoy estableciendo Entre tú y yo y todos los seres vivos que están contigo, para todas las generaciones futuras ". Este versículo presenta el pacto de Dios con Noé y sus hijos después de la inundación, incluido el letrero del arco iris.

Génesis 9:7: "Y tú, ser fértil y multiplicar; se extienden a través de la tierra y proliferan en ella". Este versículo reitera la importancia de la multiplicación y propagación de la humanidad después de la inundación.

Génesis 9:20-21: "Noé, que era agricultor, fue el primero en plantar un viñedo. Bebió el vino, borracho y estaba desnudo dentro de su tienda". Este versículo describe la embriaguez de Noé después de la inundación y las consecuencias que tuvo en su familia.

Génesis 9:25-27: "Dijo entonces: '¡Maldita sea Canaan! ¡El esclavos de los esclavos será para tus hermanos". Y agregó: "Bendito sea el Señor, el dios sin! De Japhel; él habita en las carpas de Sem , y Canaan es su esclavo '". Este versículo describe la maldición y la bendición de Noé a sus hijos, que tuvieron consecuencias significativas en la historia posterior de la humanidad.