Trouvé 390 Résultats pour: Oráculo

  • Yo suscité profetas entre vuestros hijos, y nazireos entre vuestos jóvenes. ¿No es así, hijos de Israel?, oráculo de Yahveh. (Amós 2, 11)

  • y el más esforzado entre los bravos huirá desnudo el día aquel, oráculo de Yahveh. (Amós 2, 16)

  • No saben obrar con rectitud - oráculo de Yahveh - los que amontonan violencia y rapiña en sus palacios. (Amós 3, 10)

  • Oíd y atestiguad contra la casa de Jacob - oráculo del Señor Yahveh, Dios Sebaot - (Amós 3, 13)

  • Sacudiré la casa de invierno con la casa de verano, se acabarán las casas de marfil, y muchas casas desaparecerán, oráculo de Yahveh. (Amós 3, 15)

  • Por brechas saldréis cada una a derecho, y seréis arrojadas al Hermón, oráculo de Yahveh. (Amós 4, 3)

  • quemad levadura en acción de gracias, y pregonad las ofrendas voluntarias, voceadlas, ya que es eso lo que os gusta, hijos de Israel!, oráculo del Señor Yahveh. (Amós 4, 5)

  • Yo también os he dado dientes limpios en todas vuestras ciudades, y falta de pan en todos vuestros lugares; ¡y no habéis vuelto a mí! oráculo de Yahveh. (Amós 4, 6)

  • dos, tres ciudades acudían a otra ciudad a beber agua, pero no calmaban su sed; ¡y no habéis vuelto a mí!, oráculo de Yahveh. (Amós 4, 8)

  • Os he herido con tizón y añublo, he secado vuestras huertas y viñedos; vuestras higueras y olivares los ha devorado la langosta; ¡y no habéis vuelto a mí!, oráculo de Yahveh. (Amós 4, 9)

  • He enviado contra vosotros peste, como la peste de Egipto, he matado a espada a vuestros jóvenes, mientras vuestros caballos eran capturados; he hecho subir a vuestras narices el hedor de vuestros campamentos, ¡y no habéis vuelto a mí!, oráculo de Yahveh. (Amós 4, 10)

  • Os he trastornado como Dios trastornó a Sodoma y Gomorra, habéis quedado como un tizón salvado de un incendio; ¡y no habéis vuelto a mí!, oráculo de Yahveh. (Amós 4, 11)


“Quando ofendemos a justiça de Deus, apelamos à Sua misericórdia. Mas se ofendemos a Sua misericórdia, a quem podemos apelar? Ofender o Pai que nos ama e insultar quem nos auxilia é um pecado pelo qual seremos severamente julgados.” São Padre Pio de Pietrelcina