Trouvé 69 Résultats pour: dirá

  • tú le dirás cuanto yo te mande; y Aarón, tu hermano, se lo dirá a Faraón, para que deje salir de su país a los israelitas. (Exodo 7, 2)

  • Faraón dirá de los israelitas: "Andan errantes en el país, y el desierto les cierra el paso." (Exodo 14, 3)

  • Entonces, el sacerdote conjurará a la mujer y le dirá: "Si no ha dormido un hombre contigo, si no te has desviado ni manchado desde que estás bajo la postestad de tu marido, sé inmune a estas aguas amargas y funestas. (Números 5, 19)

  • El sacerdote entonces proferirá sobre la mujer este juramento, y dirá el sacerdote a la mujer: "... Que Yahveh te ponga como maldición y execración en medio de tu pueblo, que haga languidecer tus caderas e infle tu vientre. (Números 5, 21)

  • Yo les suscitaré, de en medio de sus hermanos, un profeta semejante a ti, pondré mis palabras en su boca, y él les dirá todo lo que yo le mande. (Deuteronomio 18, 18)

  • Les dirá: «Escucha, Israel; hoy vais a entablar combate con vuestros enemigos; no desmaye vuestro corazón, no tengáis miedo ni os turbéis, ni tembléis ante ellos, (Deuteronomio 20, 3)

  • El padre de la joven dirá a los ancianos: «Yo di mi hija por esposa a este hombre; él le ha cobrado aversión, (Deuteronomio 22, 16)

  • Pero si el cuñado se niega a tomarla por mujer, subirá ella a la puerta donde los ancianos y dirá: «Mi cuñado se niega a perpetuar el nombre de su hermano en Israel, no quiere ejercer conmigo su levirato.» (Deuteronomio 25, 7)

  • Maldito el hombre que haga un ídolo esculpido o fundido, abominación de Yahveh, obra de manos de artífice, y lo coloque en un lugar secreto. - Y todo el pueblo dirá: Amén. (Deuteronomio 27, 15)

  • Maldito quien desprecie a su padre o a su madre. - Y todo el pueblo dirá: Amén. (Deuteronomio 27, 16)

  • Maldito quien desplace el mojón de su prójimo. - Y todo el pueblo dirá: Amén. (Deuteronomio 27, 17)

  • Maldito quien desvíe a un ciego en el camino. - Y todo el pueblo dirá: Amén. (Deuteronomio 27, 18)


“A prática das bem-aventuranças não requer atos de heroísmo, mas a aceitação simples e humilde das várias provações pelas quais a pessoa passa.” São Padre Pio de Pietrelcina