Trouvé 18 Résultats pour: locura

  • mis llagas son hedor y putridez, debido a mi locura; (Salmos 38, 6)

  • Como las turbas estaban excitadas y en el colmo de su cólera, Lisímaco armó a cerca de 3.000 hombres e inició la represión violenta, poniendo por jefe a un tal Aurano, avanzado en edad y no menos en locura. (II Macabeos 4, 40)

  • Los que le llevaban cambiaron su suavidad de poco antes en dureza, después de oír las referidas palabras que ellos consideraban una locura; (II Macabeos 6, 29)

  • en primer lugar con verdadera preocupación por los intereses del rey, y en segundo lugar, con la mirada puesta en mis propios compatriotas, pues por la locura de los hombres que he mencionado, toda nuestra raza padece no pocos males. (II Macabeos 14, 8)

  • He aplicado mi corazón a conocer la sabiduría, y también a conocer la locura y la necedad, he comprendido que aun esto mismo es atrapar vientos, (Eclesiastés 1, 17)

  • A la risa la llamé: ¡Locura!; y del placer dije: ¿Para qué vale? (Eclesiastés 2, 2)

  • Yo me volví a considerar la sabiduría, la locura y la necedad. ¿Qué hará el hombre que suceda al rey, sino lo que ya otros hicieron? (Eclesiastés 2, 12)

  • He aplicado mi corazón a explorar y a buscar sabiduría y razón, a reconocer la maldad como una necedad, y la necedad como una locura. (Eclesiastés 7, 25)

  • Eso es lo peor de todo cuanto pasa bajo el sol: que haya un destino común para todos, y así el corazón de los humanos está lleno de maldad y hay locura en sus corazones mientras viven, y su final ¡con los muertos! (Eclesiastés 9, 3)

  • Empieza diciendo necedades, para acabar en locura de las malas. (Eclesiastés 10, 13)

  • «Este es aquel a quien hicimos entonces objeto de nuestras burlas, a quien dirigíamos, insensatos, nuestros insultos. Locura nos pareció su vida y su muerte, una ignominia. (Sabiduría 5, 4)

  • Con el osado no te pongas en camino, para que no te agote, pues él procederá a su antojo, y por su locura te perderás con él. (Eclesiástico 8, 15)


“O grau sublime da humildade é não só reconhecer a abnegação, mas amá-la.” São Padre Pio de Pietrelcina